[Conociendo a…] Iznogud

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Nombre: Iznogud

Otros alias utilizados: El gran visir Iznogud

Primera aparición: Record (1962)

Creadores: René Goscinny y Jean Tabary

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Seguramente muchos de vosotros hayáis oído hablar en alguna ocasión de Las mil y una noches, esa célebre recopilación por escrito de cuentos de la tradición islámica medieval que, como todo cuento popular, hasta entonces habían sido transmitidos oralmente. El mundo que nos retratan éstos está imbuido de magia y fantasía, y desde su primera traducción al francés en el siglo XVIII, y sobre todo desde el siglo XIX, al calor del expansionismo colonial europeo, dejó también una profunda huella en el imaginario occidental. El gran responsable de su popularidad en la actualidad más inmediata es la película Aladdin (1992) de Disney, aunque en el ámbito de los videojuegos no debemos

desmerecer a Prince of Persia (1989). Ambos títulos tienen varias afinidades, como la ubicación geográfica (Medio Oriente), los elementos mágicos, el amor entre un esforzado héroe y una princesa y, sobre todo, la figura de un malvado visir como el principal antagonista, llamado en ambos casos Jaffar. Estos no hacen más que recoger la leyenda negra (que, como todas las leyendas, tiene parte de verdad, tal y como atestiguan ciertos ejemplos históricos) de un primer ministro cruel y despiadado, que especialmente desde el Califato abasí (750-1258), fue ganando poderes cada vez más absolutos, actuando como brazo ejecutor de un soberano cada vez más reducido a una figura decorativa con mera autoridad religiosa. No obstante existe un precedente bastante anterior a estos dos pérfidos personajes, y que además cuenta con la peculiaridad de ser el mismísimo protagonista de la historia. Hablo, cómo no, de Iznogud (1962), de René Goscinny (quien también fue guionista de Astérix y Obélix) y Jean Tabary.

Ser califa en lugar del Califa

Iznogud es un hombrecillo de metro y medio de estatura, larga y puntiaguda nariz y una barba estrecha y no menos aguzada y prominente que ostenta el título de visir del Califato de Bagdad. Su propio nombre, juego de palabras de la frase en inglés “he’s no good” (él no es bueno), a lo que hay que sumar la expresión huraña, taimada y maliciosa, no deja lugar a dudas de su catadura moral. Estas características estilísticas, propias de la escuela franco-belga (que, como vimos, también dejarían una viva impronta en la escuela Bruguera) irán acentuándose con el tiempo, a la vez que adquiría una personalidad creciente.

Iznogud primera aparición
Primera historieta de «El gran visir Iznogud» (#1, 1966).

Iznogud y el califa
El Califa no se cree que Iznogud intente derrocarle.

En la mente del abyecto y ambicioso visir sólo existe un pensamiento: ser “califa en lugar del Califa” (la máxima autoridad política y religiosa en el mundo musulmán), frase que repetirá como un mantra en cada capítulo, y muy especialmente al comienzo del mismo, mientras cavila, deambulando visiblemente agitado, buscando la mejor forma de conseguirlo. Este califa al que quiere usurpar el trono es Harun el Pussah, cuyo nombre está inspirado en el califa histórico Harun al-Rashid (766-809), muy recurrente en las historias de Las mil y una noches, y que vendría a significar “zoquete”. En efecto, a pesar de que el “comendador de los creyentes” es una persona justa, piadosa y henchida de bondad, y por ello aclamado de forma unánime por todo el pueblo de Bagdad, es tan bobalicón que es incapaz de ver los complots que su gran visir, al que ingenuamente llama “mi buen Iznogud”, está conspirando constantemente contra él. Pese a que es un secreto a voces en toda la ciudad, el buen y orondo califa las desdeña tachándolas de “habladurías” y “disparates”, mientras se pasa la mayor parte del día durmiendo en su gigantesco almohadón.

Nada de lo que planea contra el Califa le sale bien.
Nada de lo que planea contra el Califa le sale bien.

Lo más paradójico de todo es el hecho de que el malvado Iznogud se da de bruces (casi siempre por pura casualidad) con un importante repertorio de elementos mágicos que podrían serle de suma utilidad para cumplir sus fines, desde seres con poderes sobrenaturales como magos y genios hasta diversos artefactos como alfombras voladoras, babuchas mágicas (en lugar de la famosa lámpara mágica de los genios), sombreros, puzzles mágicos, diamantes de la desdicha y hasta una cámara fotográfica mágica, entre muchos otros. Nada de eso resultara ya que todos y cada uno de sus infructuosos intentos culminará con una gran desgracia para el desdichado visir. Otras tretas más mundanas tampoco surten el menor efecto, y cuando intenta reconducir la ira del temible sultán Pullmankar (al parecer, algo así como “tranvía” en inglés), será a él a quien acabe castigando. No es de extrañar que su fiel criado Dilá Lará (“se dilater la rase”, es decir, “tener una buena risa” en francés) intente disuadirle en vano, avisándole de que es perfectamente previsible que sus planes terminen en el fracaso más estrepitoso.

El sufrido Dilá es al que le suele tocar probar los prodigios con los que se encuentran.
El sufrido Dilá es al que le suele tocar probar los prodigios con los que se encuentran.

Iznogud el infame

Como ya se ha dicho, Iznogud es es personaje taimado, abyecto y ambicioso, a lo que hay que añadir su carácter egoísta y avaro. En resumen, reúnen todas las características para que podamos considerarlo el antihéroe por antonomasia. Las leyes promulgadas por él mismo incluyen torturas terribles, empalamientos (los cuales también son una amenaza habitual cuando alguien no hace lo que él ordena), además de otroscastigos arbitrarios. Es un ser mezquino que detesta la alegría y la bondad. La felicidad ajena le produce melancolía, mientras que las desgracias de los demás le animan y le hacen reír. Su naturaleza inmisericorde también se ceba con Dilá Dará a quien utiliza como conejillo de indias para comprobar si los artefactos mágicos surten efecto.

Sus leyes son draconianas, pero a veces se muestra "misericordioso".
Sus leyes son draconianas, pero a veces se muestra «misericordioso».

En cuanto a su avaricia, basta con mencionar los impuestos que exige a los contribuyentes de Bagdad, extremadamente onerosos, cuyo único fin parece ser únicamente el de saciar su codicia. Ello se hace igualmente patente en el hecho de que es un regateador implacable, capaz de conseguir el mejor precio de cualquier prodigio que los mercaderes sacan a la venta. Por lo tanto, no es de extrañar que el pueblo entero procese hacia él un odio visceral y que en cierta ocasión (en concreto en Iznogud, al fin califa, tomo 20), cuando llevó a cabo un sondeo de opinión, todos los ciudadanos deseaban para él una muerte violenta.

Iznogud, ese gran neoliberal.
Iznogud, ese gran neoliberal.

Eso sí, como curiosidad, cabe destacar que en La infancia de Iznogud (#15, 1981) se muestra que no siempre fue así. Por el contrario, era un niño bondadoso, generoso y honesto. Aunque no voy a rebelar el secreto de semejante metamorfosis, sí adelantaré que tiene un origen sobrenatural. Otra es que, en Las pesadillas de Iznogud aparecen dos de sus hijos, Izverybad e Izveryfea, pero como spin-off que es, no ha tenido transcendencia posterior. También tiene un padre que, por lo que se ve el la portada de De Padre a hijo (#30), parece tan malvado como él, aunque al estar inédito en español, aún no sabemos más.

Conclusión y recomendaciones

Iznogud es el malvado visir que toda historia ambientada en el mundo de Las mil y una noches parece tener por decreto. Su mezquindad, codicia y su ambición desmedida hace que sea odiado por todos, salvo por un bondadoso y bobalicón califa al que, paradógicamernte, quiere destronar. Sus continuos fracasos, a cada cual más desgraciado que el anterior, llevan al lector a la extraña sensación de sentir lástima por él y de desear (al menos en parte) que alguna vez le salga algo bien.

La serie Iznogud cuenta con 30 volúmenes de los cuales 27 han sido traducidos al español. Dentro de esta, hay tres partes claramente diferenciadas. Los catorce primeros, compuestos por historietas cortas de una media de ocho páginas y ninguna por encima de las veinte. En cambio, los restantes corresponden a historias largas de cuarenta y cuatro páginas, y arrancan tras la muerte de Goscinny, el guionista de la serie, al que le sustituyó Tabary. En tercer lugar, una mini serie de cuatro tomos llamada Las pesadillas de Iznogud, un spin-off satírico con historietas de una sola página en las que se utiliza a Iznogud para caricaturizar la actualidad política, económica y social. De entre todas ellas, mis favoritas son las primeras, las historietas cortas, que me parecen mucho más ágiles y amenas, con gags mucho más profusos y variados, aunque, por razones de formato, profundizan menos en la historia y en le propio personaje que las otras. Por desgracia, están descatalogados, aunque Trilita Ediciones ha sacado tres ediciones integrales que incluyen cuatro álbumes cada uno, de una colección que tiene previsto cubrir todos los números en siete entregas. Eso sí, sus precios no es nada asequible, puesto que superan los cuarenta euros.

Primer volumen de Iznogud.
Colección original #1
Edición integral # 2.
Edición integral # 2.

Fuera del cómic, tenemos la serie de animación homónima de 1995 y la película conocida en España como Iznogud el Infame (2005), una adaptación con actores e carne y hueso en la que Michaël Youn da vida a Iznogud, y que cuenta con el papel destacado de la actriz española Elsa Pataky. Este filme ha sido puesta por los suelos por la crítica, y, al parecer, con motivo, aunque no me he animado a verla por razones obvias, por lo que no es una recomendación propiamente dicha.

Opening de la serie de animación

Tráiler de Iznogud (2005)

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