[Muy Top] Cinco personajes importantes para el desarrollo de Dragon Ball que fueron olvidados

No bien habíamos finalizado con la serie de artículos que componen el Especial Ibáñez, con motivo del fallecimiento del dibujante barcelonés, para vernos nuevamente en una tanda de artículos para homenajear las obras de otro grande de las viñetas: el legendario mangaka Akira Toriyama que, como recordaremos, falleció el 1 de marzo a la edad de 68 años, si bien la noticia no daría la vuelta al mundo hasta una semana después.

Si el artículo de Martín consistió en pasar revista a varias series relevantes del mangaka japonés sin contar la que es su obra más conocida, Dragon Ball, yo me sumergiré de lleno en esta enumerando los que creo que son los personajes que más han contribuido a forjar la saga hasta hacerla como la conocemos hoy. Curiosamente, la mayoría de estos personajes fueron medio olvidados por el gran público en el mejor de los casos (con notables excepciones, como el Maestro Roshi), por lo que considero una buena idea refrescar la memoria trayendo a colación su existencia en la serie.

Maestro Mutaito

En los más de diez años de publicación de la primera etapa del manga de Dragon Ball, de 1984 a 1995 (en el manga no hay división entre Dragon Ball normal y Dragon Ball Z) hubo una transformación enorme entre el estilo de los primeros compases de la serie y la era de los guerreros Z en los que bastaría con que estornudasen fuerte para hacer volar el Sistema Solar entero. En un primer momento, Dragon Ball se basaba bastante, de un lado, en la serie que sería su prototipo, Dragon Boy (incluyendo tanto a los antecesores del propio Goku, Bulma y Roshi) y la novela épica china del siglo XVI Viaje al Oeste de otro. Goku estaría basado, en concreto, en el Rey Mono, del que Goku sacaría su cola, el báculo sagrado y la nube voladora. Las parodias a iconos de la cultura pop y a cuestiones políticas como la China de Mao abundaban por doquier, así como el humor absurdo, y las peleas se basaban en movimientos de artes marciales muy elaborados.

Fue el Maestro Roshi el que instruiría al pequeño Goku en el control del ki (algo así como la “energía vital” del luchador) con su icónica técnica del Kamehameha. Esa poderosísima ráfaga de energía evolucionaría en formas y conceptos hasta las apocalípticas peleas de hoy. Como ya vimos, el maestro Roshi no está ni mucho menos olvidado, pero sí aquel a quien debe lo que es: el Maestro Mutaito.

Mutaito tiene una importancia capital en los acontecimientos que se desarrollan después, que iremos tocando con casi todos los personajes de este artículo, pero esa relevancia no se corresponde con lo que vemos de él en la serie. Dejando fuera eso, tan sólo podemos decir que vivió unos 300 años antes de los acontecimientos de Dragon Ball, que era el luchador más poderoso de la Tierra por aquel entonces y que enseñó a Roshi las artes marciales Kenpo.

Son Gohan (abuelo)

Son Gohan fue el abuelo adoptivo de Goku, a quien cuidó desde que lo encontrase en las montañas cuando era un bebé. Él mismo fue discípulo del Maestro Roshi, por lo que era ducho en las artes marciales, aunque no llegaría a enseñar a Goku todo lo que aprendería posteriormente en Kame House. Su estética iba acorde con el tono que tenía en ese momento la serie, inspirada en la China antigua, como puede verse en sus indumentarias tradicionales.

La importancia de este personaje radica básicamente en ser eso, el abuelo adoptivo de Goku, alguien a quien Goku quería tanto que daría su nombre a su hijo primogénito, al Shon Gohan que tanto conoce el gran público, aquel que tuvo poderes saiyajin a edad tan temprana, pero que decepcionó a muchos por su estancamiento posterior (aunque muchos de sus fans encuentran como justificación sus posteriores obligaciones paternales y profesionales, lo cual creo que tiene sentido).

En todo caso, Gohan es, ante todo, un catalizador. Primeramente, fue el personaje con el que nos hicimos una idea del enorme poder de Goku en su forma Ozaru, el temible mono gigante al que sólo le mueven muros instintos animales, cuando el niño miró directamente a la luna llena. Si un luchador tan fuerte murió a manos de esa bestia, ¿qué no sería capaz de hacer? Luego, su historia daría una vuelta de tuerca en la etapa Z, cuando se rebeló que gracias a que dejó caer por error a Goku de bebé, éste se golpearía la cabeza, perdiendo su agresividad saiyajin para volverse un pequeño apacible y alegre, siendo aún más vital su intervención.

Este personaje está aún más olvidado que Mutaito. Mientras que, al parecer, éste apareció brevemente en Super durante un viaje en el tiempo, de Gohan desaparecería todo rastro desde la aventura de Goku y Chi-Chi en el Horno de las Ocho Divisiones, antes de que su primer hijo naciese. Es decir, con anterioridad a la saga Z. Antes de eso, sí tuvo una aparición relevante en el torneo de monstruos de la bruja Uranai Baba, aunque pasase la mayor parte del tiempo como un misterioso luchador enmascarado con aureola.

Tsuru-Sen’nin

Hoy en día, estamos acostumbrados a ver volar a los guerreros Z de aquí para allá. Para ellos, volar de un extremo a otro del planeta Tierra en cuestión de muy poco tiempo es algo rutinario. Esta habilidad es aplicada, además, en los combates. ¿Contra qué enemigo no ha combatido Goku y sus amigos en el aire, intercambiando patadas y puños poderosísimos y esquivando, parando o contrarrestando devastadoras ráfagas de ki? Pero, en realidad, hubo un tiempo en el que, si nuestro protagonista quería volar, debía utilizar invariablemente su nube voladora. ¿En qué momento se produjo ese cambio?

Pues bien, todo esto se remonta al Maestro Tsuru-Sen’nin. Y aquí vuelve a aparecer de manera tangencial el Mestro Mutaito, puesto que, si Roshi (o Kame Sen’nin) fue el discípulo que siguió el camino del honor y del bien, Tsuru-Sen’nin hizo justo lo contrario, tomar la vía del crimen y la maldad. Este maestro de artes marciales era tremendamente poderoso en tanto que enseñó a sus discípulos técnicas tan potentes como la telepatía (aunque su antiguo compañero y rival también sabe utilizarla), el Ataque de Velocidad y, especialmente, el Dodonpa (la técnica especial de la Escuela de la Grulla, que propina una ráfaga de ki concentrada, de importante poder destructivo), el Kikoho (una descarga de energía bestial que volatiliza lo que toca, y que en Z frenaría hasta al mismísimo Cell en su segunda forma) y, cómo no, el vuelo. Todas esas habilidades serían inculcadas a Ten Shin Han, quien continuaría su legado en las etapas más recientes de la serie, pero estrictamente en cuanto a técnicas, pues renegaría de la maldad y la deshonorabilidad de su antiguo maestro. Éste, además, fue el primer personaje en sentir el ki del rival, algo que luego sería una costumbre.

Imaginaos por un momento lo que sintieron los personajes de esa etapa (y, con ellos, nosotros, los espectadores) cuando vieron a Ten Shin Han y a su compañero y amigo Chaoz elevarse por primera vez, en el arco del 22 torneo de artes marciales. Sólo ese detalle ya nos predisponía a pensar que estaban ante enemigos realmente excepcionales.

El Gran Rey Demonio Piccolo

Dragon Ball seguía la premisa de cualquier manga shonen de peleas, esto es, la de enfrentarse a enemigos cada vez más poderosos y temibles. La Patrulla Roja contaba con guerreros de poder y habilidades considerables. Por ejemplo, el general Blue, pero fuimos atónitos testigos de cómo el terrible luchador marcial Tao Pai Pai (hermano de Tsuru-Sen’nin, por cierto) acabó con su vida tan sólo utilizando su lengua. Más adelante, aparecieron enemigos con poderes aún más sobrenaturales, como vimos en el apartado anterior: Ten Shin Han y Chaoz, los discípulos de Tsuru-Sen’nin. Pero el salto cualitativo llegaría con el regreso a la Tierra del maléfico Gran Rey Demonio Piccolo, a quien Mutaito había encerrado en un termo con su técnica Mafuba a costa de su propia vida.

El Rey Piccolo fue el primer villano en infundir verdadero terror, un ser maligno hasta la médula. Disfrutaba haciendo el mal, sembrando el caos, la destrucción y la muerte allá por donde iba. Uno de sus secuaces, que en realidad eran sus hijos (nacían de huevos que escupía por la boca de manera repugnante) llegó a asesinar a Krilin, lo cual supuso un shock para muchos debido al tono menos serio que había seguido la serie hasta ese instante. Además, fue también el primer portador de un poder desmesurado. Era capaz de reducir a un cráter vastas zonas sin esfuerzo aparente. Es decir, fue con él con el que uno de los planteamientos básicos de Dragon Ball Z (los combates de trasfondo apocalíptico) dieron comienzo. Tras este arco, ya nada volvería a ser igual.

Es paradójico que ponga a este personaje entre los olvidados, pero hay que tener en cuenta que los derivados de éste han contribuido a sepultar su memoria. De un lado Kamisama se impondría como el “Piccolo bueno” (pues luego se supo que su versión malvada sólo era la maldad residual de la que se había deshecho para poder ser digno de ocupar el trono de Dios de la Tierra) y, del otro, su hijo del mismo nombre (conocido popularmente como Piccolo Jr) se terminaría redimiendo, pasándose al bando de los buenos.

Raditz

Si bien ya he mencionado que en el manga no hay distinción alguna entre Dragon Ball normal y Dragon Ball Z, me parece acertado que en el anime sí lo hicieran. Ya hemos visto cómo durante la primera saga las cosas fueron escalando hasta conformar los elementos necesarios para hacer ésta posible (poderes sobrenaturales como el vuelo y los ataques e ki devastadores, el tono serio, el peso de los combates sobre las aventuras, enemigos maléficos que desencadenan combates con trasfondo apocalíptico), pero cristalizaría en el giro copernicano que toma la trama al comienzo de Z.

Fue aquí donde supimos que en realidad Goku no era simplemente un terrícola muy fuerte con rabo de mono y capacidad de transformarse en un gigantesco Ozaru (algo que tampoco sería tan extraordinario si tenemos en cuenta que el universo de Dragon Ball estaba lleno de monstruos, animales antropomorfos, etc.), sino un saiyajin, un habitante del planeta Vegeta, destruido por un meteorito como en Superman (o eso es lo que se decía entonces). Uno de los últimos representantes de una estirpe guerrera, conquistadora, sanguinaria y tremendamente poderosa. Y todo eso lo supimos de la boca de Raditz, el vil hermano mayor de Goku (que en realidad se llamaba Kakarotto), que había venido a la Tierra para intentar reclutar a su hermano.

Raditz no sólo sirve para introducir ese nuevo paradigma. Tras dejarnos boquiabiertos con su poder, rebela que existen dos camaradas suyos mucho más fuertes y malvados que él (Nappa y Vegeta), lo cual sentará la costumbre de “asustarnos” con un enemigo aparentemente poderoso que en realidad resulta un mero aperitivo del verdadero villano del arco (véase, por ejemplo, la miríada de androides que precedieron a Cell o cómo el que parecía ser un diablo todopoderoso como Dabura fue humillado por Majin Boo).

Aunque Raditz no puede considerarse un personaje olvidado en términos absolutos, considero que sí lo está en relación con la importancia que éste tuvo para el desarrollo de la trama.

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