Recientemente se ha hecho pública la muerte del actor inglés Christopher Lee, quien hace poco había cumplido 93 años. Desde ComboGamer queríamos hacer algún tipo de homenaje o artículo dedicado a su memoria, pero me temo que las siguientes líneas es todo lo que podemos ofreceros al respecto, pues no se puede resumir una vida entera dedicada a la actuación en un montón de líneas.
Uno de los momentos más difíciles para un actor debe ser cuando ha de interpretar a un personaje al cual todo el mundo relaciona con una interpretación previa hasta el punto de que el rostro, la voz y el estilo de ese personaje y del actor que lo inmortalizó se funden en uno solo. Algo así como tener que interpretar el papel que hacía Arnold Schwarzenegger en Terminator sabiendo que digas lo que digas y hagas lo que hagas, siempre te van a comparar con él, simplemente por la importancia, el impacto y la popularidad que tuvo ese personaje en su interpretación.
Christopher Lee tuvo su gran éxito en esa misma situación, cuando en 1958 se puso la capa de Drácula, papel que había inmortalizado Bela Lugosi en los años 30. Lugosi consiguió que su imagen, voz y gestos se convirtiesen en los de Drácula, hasta el punto de que si pides a alguien te imite a Drácula, tienes muchas posibilidades que la interpretación intente emular a la de Lugosi, ¡incluso aunque esa persona no haya visto la película!
Lee era un reconocido fan de las películas de terror y del propio Lugosi y sabía que no podía luchar en el terreno del actor húngaro, así que decidió interpretar a un Drácula distinto, más autoritario, temible y violento, para lo cual contaba con la ayuda de su altura (1’96 metros). Este Drácula agresivo y con colmillos chorreantes de sangre roja aterrorizó a toda una generación que consideró a Christopher como el verdadero Drácula, pues su actuación hacía que Lugosi pareciese un encantador de serpientes a los ojos de los nuevos espectadores.
En esa situación, uno podría pensar que el actor se enorgulleciese de su actuación y la buena recepción que tuvo por parte del público, y que en un ejercicio de prepotencia tirase por tierra al clásico Drácula de Lugosi, sin embargo en la mayoría de interpretaciones que hizo Lee del Señor de los vampiros, portaba un extraño anillo que era una copia del anillo que Bela Lugosi llevaba en Drácula (1931), todo un detalle de respeto hacia su antecesor, quien fue enterrado vestido de Drácula 2 años antes de que Lee rodase Horror of Dracula (1958).
Ese papel no fue el primero que interpretó Christopher Lee, pues éste llevaba actuando en obras de teatro desde su juventud y ya había participado en varias películas antes de ponerse la capa de vampiro, aunque en algunas de ellas simplemente solo hiciese pequeños papeles de figurante tal y como sucedió en Hamlet (1948) donde conoció a Peter Cushing con quien desarrollaría una gran amistad tras las cámaras y una increíble rivalidad delante de ellas, pues ambos actores solían hacer papeles opuestos en la misma película.
Esa posición de rivales empezó en Curse of Frankenstein (1957) dirigida por Terrence Fisher, quien confió en el tándem Cushing-Lee en muchas ocasiones tras ver el resultado de dicha película en la cual el Dr. Frankenstein (Peter Cushing) se encontraba en una celda, condenado a muerte por los crímenes que había cometido su criatura (Christopher Lee).
Aunque a mi juicio, el monstruo de Frankenstein de Lee quedó a años luz del interpretado por Karloff en Frankenstein (1931), ese papel le abrió las puertas dentro de Hammer Productions, donde Lee tuvo su hogar artístico durante años, interpretando a una enorme cantidad de villanos.
Aunque es indudable que los villanos tienen un carisma que difícilmente puede igualar el protagonista del film, Lee se vio encasillado en ese rol, que hizo durante prácticamente toda su trayectoria, pese a participar en películas de toda índole, pues lo vimos en musicales (The Return of Captain Invincible) películas de acción (007 – El hombre de la pistola de oro), de humor (Gremlins 2), de superhéroes (Captain America II: Death Too Soon), y en sus recientes apariciones en sagas multimillonarias como Star Wars, El Señor de los anillos y El hobbit.
Si bien es cierto que tuvo su oportunidad interpretando a algunos protagonistas famosos como Sherlock Holmes (papel que inmortalizó su compañero Peter Cushing), tuvo que sufrir un encasillamiento similar al que tuvo el mencionado Lugosi, aunque afortunadamente Christopher aceptó su destino de una manera mucho más loable y con mejor resultado, llegando a interpretar incluso papeles en pequeñas producciones que apenas podían pagar su sueldo, siempre y cuando le gustase el personaje y la historia, tal y como sucedió en El Conde Drácula (1970) y El hombre de mimbre (1973), siendo esta última una de sus interpretaciones favoritas, hasta el punto de que algunas fuentes aseguran que Lee hizo el trabajo prácticamente gratis.
Lamentablemente el tiempo pasa y los gustos de los espectadores, así como las inquietudes de los directores y productores, suelen variar hasta el punto de alejarse de lo que había sido moda durante los años anteriores. En los años 80 las películas de terror habían cambiado tanto, que muchos de sus actores vieron como su trabajo descendía a gran velocidad, de manera que tenían que buscar todas las alternativas posibles, entre ellas la televisión y los documentales de cine. Afortunadamente algunos de los nuevos directores habían crecido viendo las películas de Lee y eso le aseguró un mínimo de trabajo, como por ejemplo el que le dio uno sus fans, Tim Burton, quien ha contratado a Lee para muchas de sus películas.
La vida de este actor ha sido muy larga y son muchas las cosas curiosas que se cuentan de él, como su afición al baile y a la música, que seguramente lo llevaron a participar en musicales y a grabar canciones de Heavy Metal para sus propios discos o en colaboraciones con bandas como Rhapsody o Manowar, o su pasión por la lectura, siendo El Señor de los anillos una de sus sagas favoritas, hasta el punto de que el actor llegó a decir que lo había leído en multitud de ocasiones y cada vez que lo hacía descubría algo nuevo.
Cuando se rodaron las películas basadas en la obra de Tolkien, se pensó en Christopher Lee para hacer el papel de Gandalf, aunque lamentablemente su avanzada edad le impedía hacer muchas de las escenas de acción de manera que, una vez más, le tocó interpretar al villano: Saruman el Blanco, papel que le dio de nuevo la fama y que volvió su rostro reconocible para una nueva legión de fans.
Sin embargo, se cuenta que no todo fue maravilloso en ese rodaje, pues a Lee (como fan de la obra original, hasta el punto de haber conocido a Tolkien en persona) le molestaron algunos cambios que habían en la película con respecto al libro, siendo uno de ellos la muerte de Saruman, que solo aparece en la versión extendida de la tercera película y no tiene absolutamente nada que ver con su muerte según el libro.
Sin embargo, muy grande no debió ser el enfrentamiento entre actor y director, pues una década más tarde se inició el rodaje de El hobbit y Lee se ofreció a dar su inolvidable voz al dragón Smaug al no poder viajar a Nueva Zelanda para interpretar a Saruman por su delicada salud, algo que ni Peter Jackson, ni los fans de la trilogía anterior estaban dispuestos a aceptar, de manera que, por última vez, Lee interpretó a Saruman el Blanco.
Son más de 200 las películas en las que este actor ha dejado su huella con un papel principal o aportado su granito de arena con uno secundario, de hecho es muy difícil ser amante del cine y no haber visto nunca una película donde aparezca Christopher Lee. Incluso si eres una persona que evita las películas de terror y de cine fantástico, puedo asegurarte que has visto su rostro y escuchado su voz, un lujo que parecía que iba a durar para siempre.
