Impresiones sobre Nintendo Switch: tremendo cachibache

Cuando Nintendo Switch era tan sólo un concepto bajo el nombre de NX, tomé, posiblemente, la más arriesgada decisión que puede tomar un jugador de videojuegos: convertirse en early adopter, esto es, comprar una consola de lanzamiento.

Por mi parte lo tenía claro. Me salté, con total premeditación, la asimetría de Wii U a la espera de buenas nuevas. Y toda la rumorología sobre la nueva consola no hacía más que aumentar mi ansia por el nuevo sistema de Nintendo. Un sistema que generaba un mar de dudas a su alrededor, y que cuya presentación pareció más bien subir la marea en lugar de apacigüarla.

Duros meses de espera, muchos de ellos de silencio. También meses de debates, muchos de ellos estériles. Y no porque el concepto causara confusión, sino porque todos dudábamos de su ejecución. Porque por mucho que Karen se llevase la consola a la azotea, por muchas comparaciones de tamaño, por muchos avances de la prensa, muchos de nosotros necesitábamos tener la consola en nuestras manos para creernos el panfleto que habíamos comprado con tanta temeridad.

Ahora por fin la tengo conmigo y me he sumergido en ella, porque puedo, porque se presta a ello. Porque si ya de por sí, en las últimas generaciones, Nintendo ha tendido a generar una especie de sensación de desfase horario al primer contacto, con Switch la sensación se prolonga.

Que me perdone mi Xbox One, ella sabe que lo digo sin acritud, pero nuestro primer encuentro fue frío, no por ello falto de ilusión, pero frío, previsible, pura rutina. Conecto consola, meto juego y a jugar. Nada reprochable, desde luego, pero pone el acento sobre el factor diferenciador de Nintendo en este sentido. Mis primeros días con Switch, más que nunca y volviendo al tema del desfase horario, están siendo un viaje transoceánico. Se me hinchan los tobillos, me pitan los oídos y me encuentro desorientado. Pero no os confundáis, no es algo malo, al contrario, es emocionante. Son tantas las posibilidades que me precipito a experimentarlas todas, y mientras tanto mi cuerpo se adapta, aprende y discierne cuales de ellas son más convenientes para según que situación.

Y me ocurre porque es versátil, más de lo que imaginaba, porque las variables portátil, sobremesa y tabletop se entrelazan en una tríada placenteramente dinámica. No nos engañemos, no es óptimo en ninguno de sus tres modos, es demasiado grande como portátil, sacrifica potencia como sobremesa y es demasiado pequeña para ciertos juegos en tabletop. Pero es que no es ninguna de las tres cosas por separado, es un todo polivalente sólo limitado por nosotros mismos y nuestra circunstancia.

Nintendo Switch
Es curioso como un Joy-Con tiene el mismo tamaño que una Game Boy Micro

En la circunstancia está la clave. Se da la casualidad de que han convivido 4 de estas consolas en mi casa durante estos primeros días. 4 consolas para 4 dueños y un sólo televisor ¡Discordia! diréis. Pero para nada, es más, total armonía. Es un gozada mirar a tu alrededor y ver a tres personas jugando a The Legend of Zelda, cada uno en su consola, cada uno a su manera, cada uno en su postura, pero con idéntico resultado. Se puede preferir un modo u otro, pero lo cierto es que, al menos en este caso, ninguno hemos visto resentida la experiencia jugable.

Pero como he comentado, hay que adaptarse, en concreto a los modos portátil y tabletop. Y es que Nintendo Switch es inevitablemente ancha. No es ni de lejos tan cómoda como una 3DS, la posición de las manos al blandir los Joy-Con por los extremos, hace que en prolongadas sesiones de juego, se te carguen un poco los brazos. Nada alarmante, como portátil es completamente funcional, pero no es, ni se le puede pedir, que sea perfectamente ergonómica con ese tamaño de pantalla. Una pantalla que parece gigante en comparación con anteriores sistemas, pero que en modo tabletop arroja luces y sobras. Jugar en este modo se torna en un arte que hay que dominar, requiere una sincronización perfecta de postura, distancia con la pantalla e idoneidad de la superficie, tanto en estabilidad como en altura.

Con este modo he tenido sensaciones opuestas. Si bien, con Breath of the Wild he tenido momentos en los que he olvidado por completo que estaba jugando en una pequeña pantalla de 6,2 pulgadas, como si de un televisor se tratase, con Puyo Puyo Tetris, en cambio, he tenido ciertas dificultades. Y es que la demo japonesa del susodicho juego es el termómetro perfecto para medir la viabilidad del modo tabletop. El juego en sí, en modo de un jugador, funciona sin sobresaltos, el problema viene en el modo multijugador a pantalla partida. No tanto por Puyo Puyo, cuyas formas redondeadas son totalmente distinguibles, sino por Tetris, cuyos diminutos cubos remarcados en negrita resienten la vista y entorpecen la experiencia.

Es una situación muy concreta, que pudimos resolver porque estábamos en casa, porque teníamos opciones, pero me preocupa la misma situación en un exterior. De todas formas, no parece un problema del modo en sí -si sabes como gestionarlo- sino de lo mucho o poco que se preste el juego a ello, sobre todo en pantalla partida. Y aquí es donde vienen las dudas, porque, de nuevo, Karen se encargó convencernos de que jugar a Mario Kart en pantalla partida en tabletop era una opción.

Pero de lo que no hay duda es de que el modo multijugador, ya sea en sobremesa o tabletop, es orgásmico, apenas exagero, la sensación de desanclar los Joy-Con y ofrecer uno a tu compañero, es de lo más satisfactorio que he sentido en años y años como jugador. Incluso sin la correa, el tamaño no es problema, cada Joy-Con por separado, es un mando cómodo y perfectamente usable y compatible con bastantes géneros. A veces olvidamos que hace ya unas cuantas generaciones, nos las arreglábamos con muchos menos botones y Nintendo parece querer recordárnoslo. Para jugar sólos ya está el grip, que sorprende para bien, porque esa forma de perrete no convence a nadie por los ojos, pero si a mis manos, que no demandan un mando Pro por el momento, aunque intuyo que en juegos más exigentes, podría ser un problema.

Nintendo Switch
Snipperclips es uno de los juegos que se puede jugar sin problemas en tabletop, de hecho, lo pide más que los otros dos modos.

Pero basta, basta de hablar del cuerpo, que está bien acabado, pongámonos intensos, hablemos de lo que no se toca pero se siente, porque es inmaterial pero existe. Ese clic al anclar los mandos, esos sonidos de la interfaz, esa sensación de juguete, no por mala calidad, sino porque te hace sentir como un niño, porque divierte e ilusiona sóla. Y es que Nintendo ha logrado fusionar cuerpo y alma con este aparato, porque la diversión inmediata en la que son expertos, ya no viene sólo a través de sus juegos, sino también de la propia consola y eso crea una sensación, un nuevo paradigma, que habrá de desarrollarse, pero ya os adelanto que promete.

Y ojo, porque no lo digo en cierto manido sentido, porque me niego, porque no es verdad. Que Nintendo no tiene el monopolio de la diversión, que eso de que unas consolas tienen potencia y otras divierten, es una soberana sandez, pero Nintendo, y en ocasiones, los que desarrollan para sus sistemas, lo hacen diferente. Una porque es su modus operandi, los otros porque lo pide la consola. Y esta consola pide a gritos muchas cosas, otra cosa es que los atiendan.

Está por ver, pero es cierto que se ve un cambio de intenciones respecto a Wii U. A saberse el calibre, porque se lo tendrán que currar unos y otros, más los unos que los otros, ya que muchos ya hemos pasado por el aro, pero la gran mayoría ya lo teníamos planeado, poco han necesitado para comprarnos.

Los cimientos están, el concepto es atractivo, y funciona !vaya si funciona! pero no basta. Para atraer a los escépticos con razón, se necesita un catálogo extenso, variado y de calidad, las tres cosas. Y sí, Nintendo juega en otra liga y todo lo que tu quieras. Y también, la consola no pretende competir en potencia -el que quiera o espere jugar a grandes superproducciones visuales, que directamente no se la compre- pero seamos francos, aferrarse a eso es muy barato.

Porque es verdad, la consola no compite a nivel gráfico, ni quiere hacerlo, pero compite, simplemente compite. Y si no quiere fracasar tendrá que replicar el éxito obtenido con todas sus portátiles, a las que, sorpresa, sorpresa, no le faltaron apoyos y vimos como, compañías y franquicias que no tocaban la sobremesa ni con un palo, llegaban a la portátil y vendían. Ninguno de esos juegos eran portentos gráficos, pero eran conceptos más de «juego de portátil».

¡¿Qué narices es un «juego de portátil»?! Llevamos tanto usando esa expresión, que pasamos por alto la ambigüedad de la misma. Pero lo sabemos. Cuando vemos cierto juego en acción decimos: ese juego es más de portátil, y aunque sea algo difícil de explicar es algo que se aprecia. Eso es lo que necesita Switch, vaya por delante que el factor portátil ya lo tiene. Pero es mucho más que eso, porque, aunque menos, también es solvente como sobremesa, algo que necesita explotar y que lleguemos a decir: ese juego es más de Switch. Trabajo que no solo depende del empeño de las desarrolladoras, sino también de mantener una buena base de usuarios que justifiquen el esfuerzo, y eso es trabajo exclusivo de Nintendo, que te da una da cal y otra de arena.

No en vano te ofrece una consola llena de detalles, a la que se le revuelven las tripas. Porque esos  detalles «de juguete» que nos enamoran, solo se ven superados, por las estupideces de viejoven cascarrabias, que por desgracia, no podían faltar en una consola de Nintendo.

Pequeñas decisiones que se van haciendo una bola, y que no ayudan a conquistar a las masas, porque no se entienden, porque o bien son anticuadas, o directamente no tienen sentido. Porque a estas alturas, que tengamos que seguir con códigos de amigo, sin poder guardar nuestras partidas en la tarjeta de memoria, sin chat, sin logros, ni servicios de streaming, o más bien, sin servicios directamente, no me entra en la cabeza. Porque mientras las demás te regalan juegos por contratar su online de pago, Nintendo te los arrienda, porque siempre va un paso por detrás, y nadie sabe la razón, lo que es aún peor.

Y es que me da igual, me da igual que algunas de esas opciones vayan a llegar tarde o temprano, es una cuestión de estética, no referida al diseño, que eso ya sabemos que se les da muy bien. sino a la forma de tratar al cliente, de comprenderlo, de darle lo que quiere. Que da igual los años que pasen y los palos que se lleven, que seguirán igual de soberbios. «Nos centramos en crear un dispositivo para jugar a videojuegos» dicen ¡Por Dios santo Nintendo! Que nada resta, que independientemente de lo que pienses, algunos de tus usuarios demandamos ciertas cosas, y aquellos a los que quieres convencer, mucho más. Hazte un favor, y ábrete un poco, y cuando lo hagas, ya no te digo que lo hagas bien, sólo te pido que lo hagas normal, sin excentricidades nintenderas. Sin que tengamos que sincronizar nuestros calendarios con Venus y con Saturno para jugar una escasa hora a una de tus betas.

Deja de cargarla en tonterías. Sé que es injusto, que pedirte que cambiaras nunca formó parte del trato, pero esta vez has creado un tremendo cachibache. Es la única forma que tengo para definirlo, porque ya no como consola, sino como aparato, como chisme, es brillante. Y es una pena que por ponerle palos tontos a las ruedas, no crezca como debiera.

En definitiva. Felicidades Nintendo, lo has vuelto a hacer, pero ten cuidado.

 

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