[ComboAnálisis] ‘Mario Kart 8’

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Título: Mario Kart 8 

Plataforma: Wii U

DesarrolladoraNintendo EAD

Publicado por: Nintendo

Género: Carreras

Lanzamiento: 30/05/14

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¡Mario Kart EIIIIIIIGHT!

Con ese grito de Mario se nos a la bienvenida a la octava entrega de una saga tan longeva como característica de Nintendo. Si Super Mario Bros es el primogénito de una familia de franquicias estelares, Mario Kart encabeza el honroso título de ser el spin-off por excelencia del sector. Sus ventas se cuentan por millones y sus dosis de diversión escapan de toda cuantía. Sin embargo, Nintendo no las tenía todas consigo alojando una nueva entrega en una consola tan poco arraigada en el mercado como es Wii U. ¿Sería Mario Kart 8 el oasis que necesitaba la sobremesa de Nintendo? Esa era la gran incógnita que todos nos hacíamos en un momento obtuso para la compañía, cuando títulos como Super Mario 3D World quedaban lejos de ser el regalo estrella durante las Navidades.

Ahora se nos escapa una sonrisilla en la comisura de los labios al descubrir que la filosofía de Nintendo no ha cambiado ni un ápice -para bien o para mal- a pesar de los varapalos que el mercado les ha deparado. Jugando a Mario Kart 8 descubres que el sino de los japoneses lleva prefijado mucho antes de lo que nosotros pensábamos. MK 8 no es un salto de fe, nada más lejos de la realidad. Es el contrato de fidelidad y compromiso que los jugadores de la consola estaban esperando.

Desde sus primeras imágenes la sensación general era la de estar ante un benchmark gráfico en el catálogo de Wii U. Que el título que luciera mayor músculo técnico fuera un Mario Kart sonaba inverosímil acostumbrados al conformismo de la saga. Los reflejos en el agua, la impresionante luz dinámica o el efectivo desenfoque que se aplica a los fondos ha resultado ser el mejor aval que necesitaban para convencernos de que las promesas estaban lubricadas en una inteligente mezcla de esfuerzo y conciencia. Y digo conciencia porque lo que pudo ser la novedad de esta entrega, la antigravedad, no toma en ningún momento el protagonismo de su apuesta jugable. Conducir sobre paredes se siente natural, como si siempre hubiera estado ahí. De la misma forma que Mario Kart 7 incorporó elementos como la dualidad aire-agua o las monedas y a su pesar se recuerda como la entrega menos interesante, este Mario Kart 8 no pasará a la historia por su anecdótica antigravedad. Sí lo hará, a diferencia de su predecesor, por el reajuste en sus mecánicas jugables tradicionales.

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Como juego de conducción arcade, el equilibrio en los objetos es un dolor de cabeza para desarrolladores y público. ¿Cómo podemos crear un sentimiento de justicia que demuestre la habilidad de los jugadores pero a su vez permitiendo el factor azaroso en las carreras? La solución pasa por redefinir el porcentaje de aparición de algunos objetos y dejar la aleatoriedad en manos del jugador. Si en MK Wii volaban hasta dos o tres caparazones azules en las carreras, ahora rara vez aparecen rompiendo el ritmo del juego. Atención especial también a los champiñones, que cobran un peso determinante así como la importancia de saber cuándo y dónde derrapar. Porque sí, MK 8 es más que nunca un juego de técnica, de apurar segundos con cada turbo y ser paciente incluso cuando nuestros rivales desfilan a velocidad punta por nuestro lado.

Los nuevos circuitos están diseñados para favorecer a los corredores atentos al entorno, con multitud de atajos decisivos en las carreras, así como dar peso a la elección del personaje de entre la variada plantilla de corredores. Se echan de menos algunos carismáticos como Huesitos, pero hay que reconocer el esfuerzo por pulir y ajustar el metagame de cada uno. Aquellos con menos peso cuentan con un manejo muy alto, ideales para los jugadores recién llegados. Los medianos como Mario suponen el equilibrio de características y los más pesados como Bowser alcanzan la velocidad máxima, aunque deben renunciar a un buen manejo. En toda esta lista de corredores existen puntos intermedios y nuestra elección será determinante según el estilo de juego que prefiramos.

Ya hay jugadores que desde comunidades como Reddit han hecho tablas tan majas como esta
Ya hay jugadores que desde comunidades como Reddit han hecho tablas tan majas como esta

En lo que Mario Kart 7 erró, este ocho lo corrige concienzudamente. Si la entrega de la portátil supuso un descontento popular por sus circuitos tan limitados y cortos, la versión de Wii U aporta pistas diferentes entre sí y con distintas formas de afrontarlas. Algunas como Ruta Celeste o Cataratas Shy Guy suponen un despliegue inteligente entre efectismo gráfico y variedad temática. Sobrevolar los cielos evitando aviones en Aeropuerto Soleado o sentir cómo todo el entorno cambia a nuestro paso con luces multicolores en Disco Estadio es un lujo en movimiento. De la misma forma, el set de circuitos retro elegidos para esta ocasión es de los mejores de la saga, y a más de uno se le caerá una lagrimita conduciendo por una versión reimaginada de Rainbow Road 64 (N64) o esquivando vacas -esta vez MUUUUchas más (¿pilláis el chiste?)- en Pradera Mu-Mu.

Revisitar escenarios clásicos pero con el atractivo de incluir nuevas zonas antigravedad y otras por aire y agua nos deja una sonrisa placentera una vez pasado el sentimiento inicial de nostalgia. De hecho, los 32 circuitos divididos en ocho copas (dieciséis nuevos y otros dieciséis rescatados de anteriores juegos) saben a poco. Es cierto que la profundidad y dimensión de las pistas huyen de lo que supuso Mario Kart 7, pero no son tan amplios como para hablar de partidas extensas. En su lugar, se opta por recorridos medios de tres vueltas que consiguen recrear el frenetismo que se le exige a la saga pero concentrado en carreras de dos o tres minutos.

Para incrementar la sensación de riesgo -y por qué no, de mucho esfuerzo- se erradica la posibilidad de guardar un objeto en la recámara. Es entonces cuando te das cuenta de que un plátano es mucho más valioso ante la incertidumbre de poder perderlo. Y si objetos como el caparazón verde o el plátano ya mencionado recuperan nuestra atención, las nuevas incorporaciones como la bocina o el bumerán habrá que guardarlas con recelo hasta el momento oportuno.

El equilibrio, dentro de la entropía que siempre será Mario Kart, es el distintivo principal de esta nueva entrega. Mientras que Mario Kart 7 recortaba muchas de las características vistas en Wii, MK 8 supone el regreso de los doce corredores por circuito y las motos, esta vez sí correctamente niveladas y diseñadas para exprimir su potencial en los tramos con curvas frente a la ventaja de los karts en las rectas.

La antigravedad cobra especial interés gracias a los choques con otros adversarios o contra postes que nos darán un impulso extra, al contrario de lo que sucede sobre el duro asfalto. Si Donkey Kong era letal a la hora de dar empujones, ahora los pequeñines equilibran la balanza por su predisposición a estos pequeños turbos resultantes de las zonas antigravedad. Un factor que junto a su versatilidad de cara a nuevos jugadores justifica la marcada presencia de bebés en la plantilla de corredores.
Análisis Mario Kart 8

Algo parco en sus modos de juego, el Contrarreloj es la vía de escape una vez estemos cansados de la locura de las carreras convencionales. A los habituales bots de Nintendo se añade un número ilimitado de corredores gracias a las posibilidades online. Es tan sencillo como echar una ojeada en Miiverse y descargar el fantasma que queramos. Eso sí, la limitación de casillas para guardar a estos fantasmas se antoja verdaderamente escasa en un título de estas dimensiones.

Pero como ocurre desde la anterior entrega de la saga, la recolección de monedas ocupará el grueso de nuestras horas de juego, al menos mientras no descubramos su atractivo online. Vilipendiado y señalado con el dedo cada vez que Sonic All Star se menciona en una conversación, Mario Kart 7 en su momento sí destacó en algo por encima del juego de SEGA (quizás en lo único): en la personalización de los karts.

En MK 8 se potencia esta característica, con decenas de piezas por conseguir y la inclusión de la moneda como un objeto más del juego. No existe la combinación de piezas ganadora, pero sí la más acertada para según qué circunstancias. Esta importancia se manifiesta contra otros jugadores en el online, mucho más nutrido y completo respecto a lo visto en sus predecesores. La entrada a las partidas es rápida y sencilla, evitando molestos tiempos de espera más allá de lo necesario para elegir pista. Es en esas pausas entre carrera y carrera cuando podremos ver al Mii y la nacionalidad de nuestros contrincantes, así como mandar mensajes predefinidos de una lista.

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La principal baza de Mario Kart 8 está en el online. Eso es algo que siempre se ha sabido y que se intuye desde los primeros compases de juego. Se trata de disputar frenéticas carreras y engrosar nuestros puntos totales de clasificación con los resultados. Eso le añade un toque competitivo que te induce a seguir jugando, a dar con el derrape correcto en cada curva y conocer todos los entresijos de cada circuito. Podemos crear torneos o unirnos a otros ya existentes, cada uno con su propia comunidad en Miiverse. Entre las formas de personalización se encuentra la de establecer si queremos que se pueda acceder en días u horas determinadas o disputar nuestras partidas sin objetos donde solo sobrevive el más rápido, entre otras opciones. Nintendo ha hecho los deberes con un sólido online que pocas veces palidece ante las conexiones de jugadores de todo el globo. Y menos mal, porque sin su modo en línea este MK 8 se derrumbaría en toda su estructura ante la falta de variedad jugable más allá de los apartados habituales.

Es imposible hablar de su modo online y no mencionar otra gran novedad que tantos memes nos ha regalado, el servicio Mario Kart TV, un sistema que nos permite guardar nuestros mejores momentos de las carreras para luego compartirlo en Miiverse o incluso subirlo a un canal de Youtube. Es un golpe en la mesa frente a la imperiosa moda de herramientas como Twitch, aunque pasado por el particular filtro de Nintendo. Se trata de un editor sencillo y limitado en sus opciones, permitiendo subir vídeos de solo 30, 45 o 60 segundos de partida. Es cierto que no hace falta mayor duración para rescatar las jugadas más interesantes, pero sí se hubiera agradecido la posibilidad de generar nuestros propios vídeos con los movimientos de cámara que considerásemos oportunos y no generado por el propio juego en base a criterios automatizados.

Hay fallos conceptuales repartidos por todo Mario Kart 8. Algunos son anecdóticos, como el hecho de colocar como primera opción tras las carreras el acceder a los mejores momentos (si sois de los que pulsáis el botón A compulsivamente como yo lo pasaréis mal), pero hay otros más graves. El principal se llama modo Batalla, insustancial y carente de la diversión que proporcionaba en otras entregas. Su problema está en la ausencia de circuitos propios y recurrir al reciclaje de pistas diseñadas para carreras. Intentar acabar con el resto de corredores pasa a un segundo plano cuando te preocupas más de buscarlos que de eliminarlos. Conducir por el mismo sentido se traduce en vueltas innecesarias y el cambiar de carril no siempre resulta efectivo.

Es una pena que una apuesta casi segura como esta caiga en saco roto por una decisión que se contrapone al espíritu de renovación que respira esta entrega. Es esa sensación de inercia, de dejarse llevar por la corriente en algunos aspectos, lo que lastra el conjunto. Qué agradable hubiera sido volver a ver las batallas de bombas de Gamecube o modos diseñados para escapar de la monotonía de las carreras. Nintendo parece haberse visto obligada a lanzar el juego a destiempo, con apartados por modelar e ideas que incomprensiblemente no aparecen. El Gamepad es un ladrillo al que solo recordaremos por su pantalla cuando activemos el off-TV, ya que en cualquiera de sus otras funciones deja que desear. Asombra que a nadie se le haya ocurrido usar la pantalla como espejo retrovisor de nuestro kart ni que pueda usarse en multijugador local. En su lugar, su uso se restringe a un mapa en el que divisar a nuestros adversarios pero que no termina de funcionar ante la imperdonable necesidad de apartar la vista del televisor.

Por suerte se mantiene la compatibilidad con todos los mandos y accesorios de Wii, así como uso del giroscopio del Gamepad. Una característica interesante para las reuniones en casa, permitiendo a cada persona jugar con su mando habitual. A 720p y 60 fps (sin contar el frame perdido) con hasta dos jugadores en la misma consola, la fluidez es el distintivo de esta entrega. Es cierto que a cuatro se reduce a 30fps, pero la experiencia es igual de fructífera.

Comenzaba el análisis comentando cómo Mario Kart 8 es un juego para veteranos, para un segmento más particular de jugadores que se preocupan por los detalles que marcan la diferencia. La ausencia del derrape automático visto en Wii es un claro reflejo de este hecho y la dificultad que nos plantea la CPU en el modo de un jugador marca la diferencia. Conseguir las tres estrellas en las categorías 150cc y modo espejo del Grand Prix es todo un desafío por la habilidad y trampa -mucha trampa- de la máquina. Es un reto constante quedar primero superando la impresionante tormenta de objetos que nos lanzan y seguro que para más de uno también es una fuente de frustración. Sin embargo, se agradece ese salto respecto a las categorías 50cc y 100cc, destinadas más a que disfrutemos de los preciosistas entornos y nos hagamos con el control.

Nintendo sigue explorando nuevos caminos en detalles pequeños que pueden pasar inadvertidos. Mario Kart 8 no cuenta con logros, -ya conocemos lo reacia que es la compañía a este tipo de cosas- pero sí se incluyen los sellos, que de haberse explotado mejor podría haber sido un digno sustituto de ese sistema. En su lugar se queda como una anecdótica forma de compartir nuestras experiencias al superar ciertos objetivos y lucirlos en los mensajes de Miiverse. Se echa en falta un menú en el que revisar los sellos obtenidos y los que nos faltan, ya que contar cuántos tenemos de los 90 totales que hay en el juego resulta imposible. De la misma forma, la ausencia de opciones en la interfaz llama la atención. No existe forma de modificar el nivel del sonido, los controles o elegir si queremos ver el mapa en pantalla (esto hubiera sido una gozada), lo que frustra la idea de que cada jugador juegue como le apetezca.

El apartado sonoro es la guinda de un pastel que entra por los ojos y engatusa por los oídos. Los temas musicales suenan geniales y la reimaginación de algunas composiciones clásicas le sientan de maravilla. Ya era hora de poder disfrutar de la banda sonora con una orquesta y el mimo puesto en cada compás y en los matices. Melodías como la que se escucha en Pradera Mu-Mu son una obra maestra e incluso en algunos puntos concretos de los circuitos la música acompaña nuestras acciones, como al salir del agua en Cala Delfín.

Entre los redactores de Combogamer existen enfrentamientos sobre quién ganaría en una lucha sin cuartel contra el principal competidor de la franquicia de Nintendo, Sonic All Stars Racing Transformed. Y es que en el catálogo de Wii U no existe otro título capaz de mirar de tú a tú a la imaginería y despliegue jugable que Mario Kart 8 plantea a excepción del juego de SEGA. Tras jugar a ambos durante decenas de horas, el veredicto es indiscutible: Mario Kart 8 vuelve a ser el rey de los karts tras el altibajo que supuso su séptima entrega, aunque  esta vez no merece una celebración ni tiene tanto mérito por llegar tan pero que tan tarde.

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La octava entrega del fontanero sobre ruedas no es una evolución ni lo propone. Desde hace años la principal preocupación de la saga ha sido la de mantenerse en su infalible fórmula puliendo detalles y eliminando capas superficiales. 

 

En este contexto sí que Mario Kart 8 es el más divertido, el más desafiante y, por encima de todo, el que más posibilidades ofrece a la hora de tender la mano a jugadores de todo el mundo. No obstante, su conformismo en cuanto a modos de juego o la poca ambición en algunos aspectos son altibajos que lo alejan de la perfección y son factores con los que el rey de los karts debe lidiar en su tarea de mantener el disputado trono.

Calificación: 85

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Jorge Consiglio

Este juego me ha provocado sentimientos encontrados. Lo he esperado mucho ya que no solo soy seguidor de Nintendo desde hace más de dos décadas, sino que además sigo esta saga con mucho interés ya que suelen divertirme bastante, y desde que se puede jugar online mucho más. Pero me ha decepcionado un poco en algunos aspectos, que aunque puede ser algo personal y por eso trataré de evitar tenerlos en cuenta para la calificación, no dejan de manchar la imagen que tenía previamente de esta saga y de lo que esperaba de este juego en particular.

En principio, es superior al Mario Kart 7, que ha salido ya hace tiempo para Nintendo 3DS, y que tuvo varias novedades a la vez que decepcionó en algunas cosas. Pero luego pasa que te encuentras con una gran novedad como el tema de la antigravedad, y que queda completamente en segundo plano, no siendo aprovechada más que en pequeños tramos de algunas pistas y que no generan un cambio destacable ni en la jugabilidad ni en la parte visual ni en la dificultad. Podría enumerar una diversidad de cosas en las que haber aprovechado la antigravedad, pero me extendería innecesariamente.

La novedad de poder compartir nuestros videos en Miiverse siendo subidos a Youtube es genial, pero se ve opacada con el hecho de que a pesar de subirse en 720p de resolución se ven pixelados y disminuye mucho la calidad de la imagen, haciendo del video algo distinto a lo que se ve cuando juegas.

Gráficamente el juego es más que destacable, se mueve muy fluido, y la diferencia que vemos en pistas conocidas al compararlas con entregas anteriores es impresionante, al punto a veces de parecer una pista nueva. Se nota que han puesto mucho esfuerzo en este apartado y es de agradecer, ya que se ve muy bonito todo. La música ha tenido una enorme mejoría con respecto a ediciones anteriores, y hay algunas melodías que me han parecido geniales.

El online es de los mejores que me ha tocado experimentar, no tiene nada de retraso, encuentras gente con quien jugar a cualquier hora, la elección de opciones y pistas es muy dinámica y puedes jugar una carrera rápidamente sin tener que estar creando salas de juego o uniéndote a partidas ajenas o buscando sitio como pasa en muchos otros juegos online.

Creo que este juego ha tratado de corregir errores de su edición anterior, y ha evolucionado técnicamente en sus funciones además de tener un lavado de cara que le sienta genial, pero este mismo proceso de cambio, como un intento de evolución, hace que se quede a medias en varios aspectos. Y no solo eso: ha mantenido más características de otras ediciones de las que debería, por lo que se hace bastante «igual» a ediciones anteriores en cuestión de aspecto y sensación general, y eso, en una saga longeva como esta, es algo que no puede suceder más si pretende continuar siendo el juego rey del género kart.

Calificación: 75

Rubén Araña

Mario Kart 8 es un juego cargado de virtudes, pero no carente de defectos. La ausencia de personalización en opciones que a mi gusto deberían ser elementales, tales como la ubicación del minimapa en pantalla (cosa que a día de hoy no se puede hacer), el control del audio o la gestión de la IA en base al modo de juego enturbian un juego que podría haber sido el mejor de la saga. Sin embargo no podemos negar sus virtudes: un diseño maravilloso, un control perfecto y un online que al fin cumple a la perfección. Quizás no sea la panacea de los juegos de Karts, pero sí que es el camino a seguir.

Calificación: 85

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