[Análisis] ‘Scram Kitty and his Buddy on Rails’

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[infobox color=»#81d742″] Título: Scram Kitty and his Buddy on Rails 

Plataforma: Wii U

Desarrolladora: Dakko Dakko

Publicado por: Dakko Dakko

Género: Plataformas

Lanzamiento: 14/05/14

Precio: 9,99 € [/infobox]

Me encantan los gatos. Esos pequeños e independientes animalitos despiertan un sentimiento en mí que es difícil explicar con palabras sin recurrir a adjetivos pomposos y cursis. Es por eso mismo que la idea de hacer un juego en el que debemos rescatar por el espacio a estos felinos es tan disparatada como atractiva. Que Wii U tiene un ritmo lento de lanzamientos no es noticia y a pesar de los loables esfuerzos de Iwata en cada Direct vendiéndonos la cantinela de que esto ha cambiado, no es hasta hace poco cuando realmente vemos ese impulso que parecía no llegar nunca. Y es que el anuncio de un juego desarrollado por un estudio independiente de forma exclusiva para la sobremesa de Nintendo era interpretado como un pequeño oasis allá a principios del año pasado cuando se presentó.

La encargada de llevar a cabo la odisea espacial protagonizada por gatos y raíles es la compañía Dakko Dakko, un curioso juego de palabras que ya nos advierte sobre la filosofía de la empresa. «Dakko Dakko es lo que dicen los críos japoneses cuando quieren que sus padres les cojan y les den un abrazo», explicaba su fundador Rhodri Broadbent en conversaciones con el medio Game Reactor. Pero, ¿qué es exactamente Scram Kitty and his Buddy on Rails?

La primera vez que nos ponemos frente a él no lo tenemos claro. En nuestra mente van saltando imágenes sueltas, flashes, de juegos como Gunstar Heroes o Ikaruga que en cierta forma son los elementos del extraño puzle que para un recién llegado puede ser Scram Kitty.  Broadbent lo definía como una mezcla de géneros como el shoot´em up y los plataformas. Vale, lo doy por válido. En cualquier caso no responde realmente a lo que encontraremos en pantalla, ya que como todos sabemos Mario Galaxy es tan plataformas como Klonoa y no por ello se parecen, ¿verdad?

Análisis de Scram Kitty and his Buddy on Rails

En Scram Kitty and his Buddy on Rails es importante recalcar la segunda parte del nombre, ya que la dinámica de juego consiste en desplazarse sobre una plataforma magnética especial, como un patinete que se mueve sobre raíles. El diseño de niveles que durante años hemos marcado a fuego en nuestra retina cambia radicalmente cuando aprendemos que lo importante aquí no está en el desplazamiento lateral de las fases, sino en los bordes de cada saliente que se dibuja en el entorno. Buscar raíles nos obliga a prestar atención a detalles que en otros juegos de desarrollo bidimensional pasarían inadvertidos.

El planteamiento jugable se divide en distintos niveles que iremos desbloqueando a medida que vayamos rescatando a los gatos de cada fase. Y es que la meta principal siempre pasa por salvar a los felinos que han sido secuestrados por unos ratones espaciales. Hay cuatro gatos prisioneros en cada nivel y cada uno se libera de una forma diferente. Los más elementales son los gatos perezosos, que se consiguen al llegar a la salida de la fase, por lo que tan solo hay que ir sano y salvo hasta el punto final de la estancia.

Sin embargo, la dificultad y exigencia se encuentra en los otros tres tipos de gatos. De todos ellos los más complicados son los gatos asustadizos, que una vez nos acerquemos a ellos se activará una barra de tiempo y habrá que capturarlo siguiéndolo por el escenario antes de que el contador se acabe. Mi experiencia en las más de diez horas de juego es que este tipo de felinos está diseñado para los jugadores con ansias de desafíos y, sobre todo, con una paciencia infinita. Luego están los gatos negros, que solo se dejan ver cuando acabas con el ratón comandante de cada nivel, una especie de jefe del nivel con más vida y habilidad que los ratones normales. Y si eres de los que disfruta recolectando objetos esparcidos por los escenarios, el gato de la suerte seguramente sea el más atractivo, ya que la forma de conseguirlo pasa por acumular las 100 monedas repartidas por cada nivel.

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Scram Kitty responde mejor como shoot´em up que como plataformas

El acierto está en que la dificultad de las fases nos obligan a elegir a qué objetivo dedicar nuestro tiempo. La escasez de vidas o la distancia entre un gato y otro será determinante para pensar si es mejor terminar sin buscar al resto y retomarlo después o cometer riesgos que puedan hacernos tener que reiniciar la partida. Esa rejugabilidad justificada se agradece en un juego parco en modos de juegos (tan solo un apartado principal y un modo desafío que viene a ser un contrarreloj en el que superar todas las fases de forma continua), pero generoso en las formas de afrontar cada escenario.

Comentaba Rhodri Broadbent con la gente de Nintendo que el juego se desarrolló desde el principio pensando en Wii U, pero lo cierto es que no sé bien cómo interpretar sus declaraciones. Scram Kitty está diseñado para jugarse en el GamePad, lo que es una decisión acertada por el frenetismo de las partidas que exigirán reflejos y atender a todo tipo de detalles en pantalla. Sin embargo, resulta algo decepcionante comprobar que en este caso la pantalla de la televisión se destina a mostrar lo mismo que en el mando pero desde una cámara más alejada y con consejos en forma de rótulos que van apareciendo cada cierto tiempo. La explicación de los desarrolladores es que esto permite que otras personas vean el juego en la misma sala pero desde un punto de vista algo diferente, o como explica el propio fundador del estudio: «una forma de animar a la gente a hablar con el jugador». El objetivo es que la experiencia aunque esté enfocada a un solo jugador también esté orientada a que los amigos puedan comentar nuestras jugadas en el salón.

Desgraciadamente el juego tropieza a la hora de entrar en materia. La estructura de niveles y la creatividad a la hora de impregnar de estilo las fases es magistral, sí, pero a nivel jugable fracasa de forma casi insalvable. No hace falta ser un experto de los shoot´em up o plataformas para saber que la precisión es un elemento básico en este tipo de juegos.

A nivel de acciones podemos desplazarnos, disparar, saltar o realizar un salto de fuego que nos permite llegar a raíles lejanos o acabar con los enemigos. El problema se encuentra en que las físicas y los saltos gravitatorios están mal implementados y en un descuido con el joystick (o cruceta, según queramos) acabaremos muertos o en una plataforma equivocada. Es difícil calcular cada salto por la falta de precisión que acaba lastrando lo que a todas luces pudo haber sido un título más que notable. Por su propia dinámica es inaceptable fallar en lo que es el pilar sobre el que se sustenta, toda una pena que ojalá pudiera corregirse con posteriores actualizaciones en línea.


Mientras jugamos en el GamePad, en la pantalla del televisor veremos la acción desde otra perspectiva, con rótulos y filtros como este
Mientras jugamos en el GamePad, en la pantalla del televisor veremos la acción desde otra perspectiva, con rótulos y filtros así

 

Si hiciera falta resaltar un elemento particular del título este sería sin lugar a dudas la gravedad, que define las leyes jugables sobre las que se construye Scram Kitty. Los saltos cambian de sentido y se rigen por las círculos gravitatorios que aparecen cada vez que nos despegamos del suelo. Quizás por eso los primeros niveles están enfocados a explicar sus dinámicas y conocer lo que da de sí este sistema, que es tan profundo como el jugador quiera explorar. Y es que no solo habrá que prestar atención a los saltos, sino a la dirección de cada raíl para saber en qué orientación estamos disparando. No existe el apuntado, solo el desplazamiento lateral y los objetivos que tengamos situados enfrente. Eso significa que para atacar a un enemigo que llega por nuestra derecha será necesario buscar un raíl que se sitúe de cara al mismo.

Análisis Scram Kitty and his Buddy on Rails
La idea de que nuestros adversarios sean ratones o que la acción se desarrolle en el espacio son solo muestras del valor artístico e imaginativo que desprende. Tanto las animaciones como los diseños cumplen con su función, precisamente por lo inverosímiles que resultan en esta aventura gatuna y desprenden ese aroma retro que nos transporta a los días de Super Nintendo y al auge de este tipo de títulos. No puedo decir lo mismo de su banda sonora, prescindible y poco inspirada como ella sola. Y algo parecido ocurre con los efectos de sonido, tan toscos que parecen del pleistoceno, no sabemos si por sus reminiscencias retro o simplemente porque sí.

A lo largo de los veinticinco niveles repartidos en diferentes áreas exploraremos escenarios con características muy diferentes entre sí y lo cierto es que el juego sabe ajustar de forma inteligente la forma en la que se presentan nuevos elementos y cómo interactuar con ellos. Es difícil caer en la monotonía cuando pasamos de fases con raíles congelados que dificultan aún más el control (como si no fuera bastante sufrimiento de por sí…) a otras con interruptores que abren o cierran compuertas de la sala. Todo esto junto a la obtención de distintas armas, -algunas enfocadas a facilitarnos más las cosas en el ámbito de las plataformas por la dirección de los disparos, y otras con una potencia destructora que las hace ideales para vencer a los enemigos-, hace que la variedad sea un factor clave en el título.

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Scram Kitty es un juego mediocre en su conjunto, y eso lo descubres cuando el factor sorpresa acaba sepultado por su horripilante control. Se ven sus intenciones y lo cierto es que su apuesta jugable sobre el papel funciona aunque luego no acabe de trasladarse del todo bien a la pantalla. Sería un error por eso negarle sus virtudes artísticas y creativas, un soplo de aire fresco en la eShop de Wii U que hacía falta y sobre todo viniendo de estudio externo a la propia Nintendo. 

 

Sin embargo, la ambición que muestra el trabajo de Dakko Dakko no es suficiente para hacer frente al nulo aprovechamiento del GamePad, un apartado sonoro pobre y, lo más preocupante, una fórmula jugable imprecisa y frustrante. Si buscáramos en el diccionario la definición de «correcto», sin duda saldría Scram Kitty con sus luces y sombras. 

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