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Nombre: John Blacksad

Otros alias utilizados:
J. H. Blackmore

Primera aparición:
Blacksad: Un lugar entre las sombras (2001)

Creadores:
Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido

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El período de entreguerras fue, sin lugar a dudas, uno de los más convulsos de la historia reciente. A raíz del llamado crack de 1929, la economía capitalista experimentó una recesión de magnitudes colosales que trajo consigo la agudización de problemas estructurales como el desempleo, la precariedad laboral y la desigualdad social en general, al tiempo que cobraban nuevos bríos los conflictos racistas y las ideologías fascistas que los acompañaban. Años antes, en Estados Unidos, habían comenzado las leyes restrictivas, como la célebre Ley Seca, que fueron acompañadas del auge del crimen organizado (Al Capone y compañía), con especial importancia del contrabando de alcohol. En este marco histórico fue donde se forjó el género negro, una variante de la literatura detectivesca

que debe su carácter a este ambiente socioeconómico conflictivo y depauperado. Este es el caso de la galardonada serie Blacksad, de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, de cuyo personaje homónimo hablaré a continuación.

Un gato negro antropomorfo metido a detective privado

Blacksad tomo 1
En el tomo 1 era algo más «felino».


John Blacksad
podría considerarse el típico detective norteamericano de a época, con su gabardina y el carácter propio de los personajes de este género, si no llega a ser por un detalle: se trata de un gato antropomorfo. Su altura y constitución están dentro de la media de cualquier ser humano, y pasaría como tal si no llega a ser por su pelaje negro. Por lo que respecta a sus rasgos faciales, se encuentran a medio camino entre las dos especies, aunque sus rasgos felinos fueron notablemente atenuados con el paso de los tomos. Así, presenta un hocico achatado (de color blanco, en claro contraste con el resto de la cabeza creando el efecto de una especie de “barba”) hasta niveles relativamente aceptables para una persona, una cabeza ovalada con pómulo y mentón marcados, y una frente cada vez más “humana”, así como el “blanco de los ojos” (esclerótica), exclusivo de nuestra especie y que contribuye a esa expresividad que nos caracteriza. De entre todos los rasgos propios de los félidos, sus grandes orejas los que se han mantenido prácticamente intactos. Hay que aclarar que en esta serie esto no es ninguna rareza, sino que todos sus individuos pertenecen a alguna especie animal, que habitualmente encaja con algún tópico social o característica personal.

Blacksad ironizando sobre los gatos.
Blacksad ironizando sobre los gatos.

Sus rasgos “gatunos” no se limitan únicamente a lo físico, sino que han dejado impronta en su carácter, lo que se aprecia nítidamente en su fuerte temperamento (cuando monta en cólera parece un gato enfadado) y en sus reflejos sobrehumanos. De hecho, es prácticamente imposible pillarle desprevenido ni aun cuando es atacado por la espalda. Si bien es cierto que suele recibir numerosos golpes y puede acabar en un estado lamentable, lo normal es que se deba a que tenga ante sí a rivales que le superan mucho con fuerza, aunque siempre logra encontrar alguna oportunidad para resarcirse. El propio detective es consistente de su condición gatuna y no es raro verle ironizar sobre muchos de los tópicos que rodean a esa especie, como el mito de las siete vidas, su animadversión por el agua o su habilidad para caer de pie.

Es difícil pillar a Blacksad desprevenido.
Es difícil pillar a Blacksad desprevenido.

El último defensor de la justicia

Como he indicado anteriormente, en el resto de cuestiones Blacksad se amolda a la perfección al protagonista-tipo del género negro. Haciendo honor a su nombre (Black = Negro -término distintivo del género y color de su pelaje-; Sad =Tristeza), en un primer momento nos encontramos con un personaje melancólico y taciturno, casi huraño en determinados momentos, que parece asfixiado por el peso de un fardo que apenas puede soportar, pero con un inquebrantable sentido de la justicia y el deber. Todo ello está perfectamente justificado, puesto que el primero de sus casos le toca muy de cerca. Además, y a pesar de que la historia no se desarrolla durante la Gran Depresión, sino en los albores de la Guerra Fría, las desigualdades, la pobreza y la segregación racial afloran por doquier en cada una de sus aventuras. Nuestro melancólico detective a menudo deberá efectuar sus pesquisas en barrios más degradados y en los llamados «bajos fondos», hogar de los más desamparados de la sociedad donde una justicia corrupta al servicio del poder económico raramente llega, a la vez que desentrañará (sin pretenderlo) las tramas más inmorales de personajes adinerados e influyentes .

Sus pesquisas frecuentemente le encaminarán hasta los bajos fondos de la ciudad.
Sus pesquisas frecuentemente le encaminarán hasta los bajos fondos de la ciudad.

Es más, él mismo no puede considerarse precisamente un privilegiado. El otrora estudiante problemático que paso “de correr delante de la policía a correr detrás de los malos” cuando se convirtió en detective privado, padece estrecheces económicas, pues el sueldo que le brinda dicha profesión es tan exiguo que apenas le llega para cubrir sus necesidades, lo que le llevó a hacer otros trabajos mal remunerados, e incluso su color de piel (o, mejor dicho, de pelaje) le convierte en objeto de discriminación racial por parte de los supremacistas blancos. En estos ambientes, que se erigen como verdaderos escenarios de dramas colectivos y personales, no es de extrañar que aflore en él un sentimiento de humanidad y empatía que le lleve a convertir sus casos en una cuestión personal (como suele decir, “hay cosas más importantes que los negocios y el dinero”). A pesar de todo, en su último tomo hasta la fecha (Amarillo, 2013) no podrá evitar confesarse agotado de tener que lidiar con tanto sufrimiento propio y ajeno y desear (aunque sólo por un momento) haber seguido con el negocio familiar de la fotografía.


Su pelaje negro le vuelve blanco de racismo para los supremacistas blancos.
Su pelaje negro le vuelve blanco de racismo para los supremacistas blancos.

Weekly, todo un personaje.
Weekly, todo un personaje.

No obstante, en situaciones menos graves mostrará una faceta más bromista y jovial y un humor ácido, sarcástico y afilado, dejando claro que esos rasgos sombríos son fruto de las circunstancias y no de su carácter. A ello le ayudará su mejor amigo (y, hasta ahora, el único conocido) Weekly, una comadreja alegre y dicharachera y reportero sensacionalista que, a pesar de su personalidad poco seria, le será de suma ayuda para la resolución de sus casos. Por otra parte, parece poseer un especial magentismo para con el sexo opuesto, ya que parece atraer a la mayoría de las mujeres con las que se encuentra. Eso no significa que sea afortunado con las relaciones. Más bien todo lo contrario, ya que, por unas u otras razones, éstas suelen fracasar, como si hubiera cernido sobre él una maldición que le condenase a una soltería perpetua. De hecho, fue la tragedia de su más celebre pareja (ya expareja en ese momento), la estrella de Hollywood Natalia Wilford, de la que había sido guardaespaldas personal (de lo poco que se conoce de su trayectoria profesional antes de convertirse en detective privado, aparte de su efímero paso por la facultad de Historia ), la que dio pie a su primera aventura.

Blacksad parece tener algo que le hace irresistible a las mujeres.
Blacksad parece tener algo que le hace irresistible a las mujeres.

Consunción y recomendaciones

Jonh Blacksad es un detective privado con apariencia de gato antropomorfo que, para resolver sus casos, debe moverse por los ambientes más sórdidos y depauperados y darse de bruces con los negocios más turbios de las altas esferas. Bajo su talante sombrío y abatido, se esconde una “persona” con un intachable sentido de la justicia y un ánimo alegre y bromista del que hace gala en los momentos más distendidos. Pese a que lo típico de su caracterización dentro de las obras adscritas al género negro y lo poco que se conoce sobre su pasado personal y familiar (aunque ya en Amarillo aporta alguna pincelada más sobre ello) hacen de él un personaje del que, en comparación con otros, hay poco que decir, constituye el pegamento que mantiene unida la trama en la que se desenvuelve. El detective y la historia son una excusa, un catalizador, para sacar a colación los aspectos más escabrosos de la sociedad de la época en la que se ambienta la acción, como la pobreza, la desigualdad social, el racismo o el anticomunismo y la “caza de brujas” del macarthismo.

Blacksad sucumbe a sus intentos gatunos, por Olga Cruz.
Blacksad sucumbe a sus instintos gatunos, por Olga Cruz.

La serie Blacksad es una de las más galardonadas y reconocidas fuera de nuestras fronteras, y sus cinco tomos pueden encontraste fácilmente en cualquier librería bajo el sello de Norma Editorial. Éstos son Un lugar entre las sombras (2001), Arctic Nation (2003), Alma Roja (2005), El infierno, el silencio (2010) y Amarillo (2013). Todos ellos, de carácter autoconclusivo, presentan una calidad altísima, aunque el último baja considerablemente el nivel con respecto a sus predecesores. En 2014 fueron reunidos en la una edición integral. También conviene mencionar Cómo se hizo Blacksad (2002) y Blacksad: La historia de las acuarelas (2007), los cuales aportan información adicional sobre la obra de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido.

Blacksad tomo 1
Blacksad, tomo uno.
Blacksad, edición integral.
Blacksad, edición integral.
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