Introducción

Por Alf

Abril fue el mes de Super Mario. A pocos días de que éste comenzase, se estrenó Super Mario Bros. La película (2023) volviendo de rabiosa actualidad una franquicia que, de por sí, jamás ha dejado de ser popular. Es por ello que hemos decidido desempolvar nuestra querida sección El tema del mes con un especial que rinda culto a esta franquicia que tantas alegrías nos ha dado.

Antes de comenzar, me gustaría comentar que el formato de este artículo será diferente al resto de entregas de esta sección. Si habitualmente las partes escritas por cada redactor seguían un orden por fecha de publicación en redes sociales, en este caso los he estructurado de tal forma que siga una narrativa coherente y con continuidad, en contraste con el formato «lista de la compra» seguido hasta el momento. Para tal fin, además, irán precedidos de una brevísima introducción escrita por un servidor. En cursiva, para diferenciarlo de cada texto.

Esperamos que lo disfrutéis.


Antes de comenzar de lleno con el fontanero, su franquicia y su mundo, no podemos menos que dedicar un espacio al padre de la criatura, aquel que hizo posible su existencia. Todo un homenaje de parte de un fan que deja en un segundo plano los datos en bruto (para eso ya está Wikipedia) para poner el foco en todo lo que su obra significa para él y para todos nosotros. Va por ti, Miyamoto.

Gracias, Shigeru Miyamoto

Por elbuenhaterr

Mario, Donkey Kong, The Legend of Zelda, Star Fox, Pikmin, F-Zero

Hablar de este genio es hablar de historia de los videojuegos desde 1977 en Nintendo. Considerado el padre, para muchos, del videojuego moderno, estamos ante una eminencia y le debemos muchísimo.

Desde sus inicios en el Colegio de Arte de Kanazawa, y aquí es importante la palabra arte, Miyamoto ha conseguido plasmar en sus obras ese amor por el color, la fantasía, el diseño y excentricidad visual a su obra. En cada juego, las pinceladas de un joven aprendiz con un mundo interior enorme no han dejado de acompañarle a lo largo de los años, y quizás eso sea lo más admirable, esa fórmula infantil y a la vez cercana de transmitir su obra en cada videojuego.

Personajes memorables, icónicos del sector a nivel mundial. Que la propia Nintendo sea lo que es a día de hoy, todo esto es pura esencia del gran Shigeru.

Según el propio Miyamoto, recuerdos y vivencias en su pueblo natal siendo niño, como tener el valor de explorar una cueva cercana a su casa y lidiar con esa prometedora aventura, con los miedos a adentrarnos en lo desconocido, le ha influenciado a crear obras como Zelda, y es que, sin duda, este creativo excepcional logra llevarnos a sus pequeños mundos de vivencias de un niño que, pese a ir haciéndose mayor, ha sabido en su vida, en su alma, conservar lo maravilloso de aprender y, por suerte para todos, lograr transmitirlo en videojuegos. Quizás este es su mayor regalo, su mayor obra, decirnos en cada juego, «no dejes de soñar, no dejes de ser un niño».

Gracias, Shigeru Miyamoto.


Pese a haberse convertido en un icono de los videojuegos, hoy el fontanero no existiría si las cosas hubiesen sucedido de forma diferente para Nintendo. Vamos a contar la historia de cómo y por qué apareció el Super Mario tal y como lo conocemos.

Mario existe gracias a Popeye

Por Alf

Eran los albores de los 80. En esa época, Nintendo aún no había comenzado con su exitosa producción de consolas de sobremesa, pero sí que producía juegos arcade. Ya sabéis, las “maquinitas” de los salones recreativos. Aunque también en ese sector cosechó grandes éxitos, no estuvo exento de fracasos. Y un batacazo importante fue Radar Scope, uno de tantos matamarcianos del momento que se la pegó en el mercado norteamericano. Nintendo necesitaba un éxito, y rápido. Fue ahí cuando pensaron en Popeye, el heroico marinero come-espinacas de tanta solera, haciendo en sus arcades lo que se le da tan bien: rescatar a Olivia del malandrín Bluto o Brutus, pero no lograron adquirir los derechos para su producción.

El resto, ya lo conocemos. En 1981 salió un arcade, Donkey Kong, que, en lugar de ver a Popeye rescatando a Olivia, entró en escena un hombrecillo tratando de salvar a otra damisela en apuros (Pauline) del cautiverio de un gorila inspirado en King Kong (de ahí su nombre). Su estética se debió a las limitaciones técnicas del momento: el bigote era necesario para resaltar la nariz, la gorra evitaba el brete de tener que animar el pelo y los guantes blancos resaltaban las manos.

Hasta ahí, muy bien, pero, ¿y el nombre? Inicialmente, Miyamoto pensó en llamarle Mr. Video, pero al final se quedó como Jumpman. Al menos, hasta que, un par de años después, llegase Mario Bros. (no confundir con Super Mario Bros.). ¿Qué ocurrió entre medias? Aunque la cosa no está muy clara, se dice que la inspiración llegó por su supuesto parecido con Mario Segale, dueño de los almacenes de Nintendo of America (según una versión, fue un modo de darle las gracias por no desalojarlos inmediatamente por el impago del alquiler).

El apellido “Mario” llegaría con la película tan vilipendiada de 1993. Aunque Nintendo se desentendió de ésta y el propio Miyamoto lo desmintió en 2012 (según él, Mario “no tiene apellido”), en pocos años se ve que cambió de parecer a ese respecto. De modo que, de momento, es canon. En lo tocante a su apellido, al menos.

Resumiendo, al estilo matemático: denegación de los derechos de Popeye + limitaciones técnicas del momento + un empresario inmobiliario (supuestamente) = Mario.


Para muchos, Super Mario es mucho más que un videojuego. Es sinónimo de infancia, de primer encuentro con los videojuegos (no siempre, pero sí frecuentemente) y de crecimiento y maduración de su pasión por el mundillo, y a menudo va acompañado de una intrahistoria personal que abarca de forma tangencial muchas facetas de la vida. En este apartado, dos de nuestros redactores nos contarán su particular historia con el fontanero bigotudo que, como veremos, convergerán con cierto juego precisamente por eso, por cómo toca otros ámbitos de la vida de un niño y su entorno social.

Mario y Madetogaming

Mario es una leyenda de los videojuegos, conocido incluso fuera de este mundillo. Su fama ha trascendido el sector con ejemplos como su reciente película de éxito. En este artículo, contaré mi experiencia con Mario y los títulos que he disfrutado.

Mi historia con Mario comenzó cuando un vecino me prestó su GameBoy con dos juegos: Pokémon Plata y Super Mario Land. Aunque ya conocía a Mario, esta fue mi primera experiencia jugando con él. Por descontado que no terminé el título.

Después de esta primera experiencia, llegaron las Nintendo 64 a casas de conocidos. En ocasiones, tuve la oportunidad de jugar al Mario Kart 64 y al legendario Super Mario 64. Aunque estaba acostumbrado a juegos en 3D en la PSX, estos títulos de Nintendo eran muy divertidos y tenían una magia especial.

Con la GBA, yo seguía sin portátil, pero un primo mío me prestó una temporada la suya con la que pude jugar y terminar Mario Vs Donkey Kong, un título más planteado con puzles y que era bastante divertido, aunque no tan recordado a día de hoy.

La Nintendo DS fue mi época dorada. Jugué a muchos títulos, sobre todo a los de Mario & Luigi, tanto los de viajar en el tiempo y dentro de Bowser como los de los Juegos Olímpicos. ¡Aunque, por supuesto, no perdí la ocasión de terminar Mario 64 en su remasterización portátil y disfruté de un montón de carreras al Mario Kart!

Tras la época de Nintendo DS, me mantuve mucho más al margen de Nintendo. Me dejaron en una ocasión una Wii con la que me pase Super Mario Galaxy y sigo con la espinilla de que no he podido jugar su segunda parte aún… Y, llegando a mis últimas andanzas, como son el Odyssey, que me parece una entrega súper redonda del personaje y, como no podía ser de otra forma, la primera entrega de todas de NES. Esta la traje de reseña a la cuenta y ¡me gustaría, en un futuro ir trayendo todas las entregas principales al perfil!

Como veis, aún no teniendo tantas consolas de Nintendo, sí que he logrado probar un enorme catálogo de juegos de Mario, y es que hay de todos los tipos y gustos. ¡Una franquicia longeva y que mantiene un potencial enorme aún!

Super Mario y Pixelmaníacos

Mario. Ese señor fontanero, con bigote e italiano, aunque Nintendo se empeñe en que es japonés. Ese hombrecillo con el mono rojo que correteaba en aquella NES clónica (NASA, creo recordar) con un cartucho chino que incluía un puñado de juegos. No sé exactamente cómo fue la revelación, pero estaba claro que aquel señor me dijo al oído algo así como “necesitas una consola, y lo sabes».

Siempre he sido un usuario de PC, más que nada porque mis padres nunca estuvieron por la labor de comprarme ninguna consola. Yo necesitaba algo que pudiera correr lo que siempre había llamado “juegos de consola”, ya sabéis, juegos de plataformas, beat ‘em up, juegos de lucha y demás que no abundaban en ordenadores.

Cansado estaba de gastarme mis buenas monedas de 25 pesetas en aquellas máquinas recreativas de Nintendo llamadas PlayChoice-10, que solían tener diez juegos de NES y una cuenta atrás que anunciaba el final de tu partida. Yo no quería partidas de dos o tres minutos, yo quería jugar a eso infinitamente.

Un buen día, de estas revistas de informática que solían venir con algún disco cargado de demos, acabó en mis manos un Mario Bros. para PC. Se llamaba Mario Bros. VGA, de 1990, y aquello era una versión no oficial del clásico plataformas de Nintendo en el que atacábamos a tortugas y demás bichos en pantallas sin scroll. No estaba mal, pero no tenía nada que ver con aquel Super Mario Bros. que me había enamorado.

Ese mismo año, si la memoria no me falla, y tras el proceso de insistencia en plan “cómprame, cómprame” que solo un niño de nueve años podría llevar a cabo, mis padres por fin cedieron y me compraron una GameBoy. Aquel pequeño ladrillo, lleno de felicidad, me ofrecía horas y horas de juego solo interrumpido por el momento en que tocaba cambiar las pilas.

Seguía sin tener mi juego de Mario, pero, a medida que pasaba el tiempo y de esas veces que intercambiabas juegos con los compañeros del colegio, por fin llegó a mis manos algo llamado Super Mario Land. ¿Qué decir de aquel juegazo de plataformas que no se sepa ya? La mejor palabra capaz de definir algo así era «diversión».

Imposible recordar la cantidad de horas que invertí en aquel pequeño cartucho. Mario saltaba, disparaba e, incluso, volaba. Embelesado por la sencillez de sus controles y su capacidad para entretener terminé el juego varias veces, hasta que llegó el fatídico día en que tenía que devolver el juego al compañero de turno. Por suerte, años después volvió a mis manos gracias a uno de esos cartuchos chinos con varios juegos.

Tiempo después se anunció una secuela de aquel cartucho. Todos estábamos expectantes ante la llegada de Super Mario Land 2: 6 Golden Coins. Nuevamente fue un compañero del colegio quién se hizo con él y fue rotando entre un selecto grupo de poseedores de GameBoy del colegio. Finalmente, acabó en mis manos.

Alucinante. ¿Quién habría pensado que aquel sencillo juego de plataformas llamado Super Mario Land se convirtiera en todo un mundo digital cargado de niveles? Eso era Super Mario Land 2. Diferentes mundos formados por distintas fases, nuevas habilidades y uno de los mejores apartados técnicos que se recuerdan en Game Boy. Brillante.


Las vivencias que se acaban de exponer se desarrollaron en paralelo con la propia franquicia, pero lo más llamativo es cómo no necesitó de esa trayectoria para que dejase una huella lo bastante significativa como para que se produjese una película animada basada en su primer juego, allá por 1986 (es decir, al poco de salir éste a la venta). Después llegaría una segunda película, esta de acción real en 1993. ¿Qué tal les fue? Ahora lo sabremos.

GREAT MISSION TO SAVE PRINCESS PEACH (1986)

Por Martín

Cuando apareció Super Mario Bros. La película (1993) se decía que era la primera vez que Mario y Luigi protagonizaban una, lo cual no era cierto, pues en 1986 los hermanos Mario ya habían aparecido en Super Mario Bros: The Great Mission to Save Princess Peach.

La historia comienza con Mario, quien recibe una llamada de auxilio de Peach mientras juega a videojuegos. Al día siguiente, Mario y Luigi deciden abandonar temporalmente su negocio para emprender una misión de rescate, en la cual irán acompañados de un extraño perro, que parece pertenecer a la princesa.

Tras conocer a un anciano ermitaño, Mario y Luigi descubren que su presencia en el Reino Champiñón ya estaba prevista por una leyenda y que, para derrotar al Rey Koopa, necesitarán tres objetos mágicos (champiñón, estrella y flor). A partir de ahí, veremos a los hermanos recorriendo el mundo que vimos en el videojuego, evitando a los enemigos clásicos, e incluso intoxicándose con setas alucinógenas, mientras el malvado Rey Koopa intenta seducir a Peach, pues está enamorado de ella. Todo eso sucede mientras escuchamos canciones (que tuvieron cierta fama en Japón).

La película respeta la historia de Super Mario Bros, pero también nos plantea algunos cambios que a día de hoy parecen tremendamente extraños. Algunos son curiosos, como que los hermanos no sean fontaneros o que Luigi vista de azul y se obsesione con el dinero. Sin embargo, el añadido más interesante son los personajes nuevos, como la versión femenina de Toad, el anciano ermitaño, que cumple el tópico de situar un hombre sabio como consejero de la familia real (en los juegos se creó al Maestro Kinopio/Toadsworth para ese mismo rol) o el perro que acompaña a los hermanos en su aventura, que se convertirá en un apuesto Príncipe que resulta ser el prometido de Peach, la cual no está interesada en Mario (lo quiere, pero solo como amigo).

La verdad es que vale la pena ver esta película, aunque sea para ver cómo se interpretaba el mundo de Mario antes de que estuviese establecido por completo.

Más información en el blog de Bonus Stage magazine y en el número 20 de su revista.

Super Mario Bros. La película (1993)

Por Martín

La creencia popular que dice que no se puede adaptar bien un videojuego a la gran pantalla existe debido a largometrajes como Super Mario Bros. La película (1993).

En ella veíamos como Mario y Luigi llegaban a un mundo distinto, donde debían ayudar a la princesa Daisy a derrotar al Rey Koopa. Lamentablemente, esa historia sucedía en un mundo industrial, oscuro y deprimente, donde el tono pasaba de violento a cómic sin ton ni son. El resultado final no convenció a nadie y fue un sonado fracaso financiero.

Lo curioso de esta película, es que no siempre fue así, pues inicialmente se pensó en Harold Ramis para dirigirla, y en Danny Devito como Mario (rechazó el proyecto al no existir un guion). El primer guion se centraba en la relación entre ambos hermanos mientras hacían un viaje (escrito por Barry Morrow, quien también escribió Rain Man). Posteriormente, Tom S. Parker y Jim Jennewein crearon uno nuevo basándose en los videojuegos, donde Mario y Luigi eran transportados a un colorido mundo de fantasía donde tendrían que derrotar a Bowser. Ese guion fue el que llegó a Bob Hoskins, John Leguizamo, Samantha Matis y Dennis Hopper, que aceptaron hacer el papel de Mario, Luigi, Daisy y Bowser.

Como directores se optó por el matrimonio formado por Rocky Morton y Annabel Jankel, cuya primera decisión fue prescindir del mundo de fantasía de los videojuegos, para ambientar la película en una ciudad oscura y deprimente. Los actores descubrieron el cambio de guion cuando empezaron el rodaje, pero, además, tenían que adaptarse a los constantes cambios que se hacían sobre la marcha (Dennis Hopper dejó de aprenderse sus frases, alegando que se las iban a cambiar al día siguiente).

El rodaje en una nave industrial, en pleno verano y sin aire acondicionado o ventilación suficiente, mezclado con la actitud prepotente de los directores, creó una fuerte tensión y desagrado entre los actores que solo deseaban acabar el rodaje lo antes posible. Con cada cambio, la película se retrasaba y el presupuesto aumentaba, lo cual terminó siendo fatal, pues, una vez estrenada, no llegó a cubrir los gastos.

En entrevistas posteriores, Bob Hoskins dijo que el rodaje fue una pesadilla y que los directores eran unos idiotas arrogantes sin talento, John Leguizamo explicó que para soportar el rodaje se emborrachaba antes de grabar y Dennis Hopper dijo que los directores eran las personas menos profesionales que jamás había conocido.

Lo peor de todo es que creo que el mundo creado para esta película podría haberse usado para una película original y habría obtenido un resultado mucho mejor, pues estéticamente es genial. El tono oscuro con humor absurdo de la película es interesante y hasta puede llegar a disfrutarse de ella, siempre y cuando olvidemos que es una película basada en Super Mario Bros (que es, en esencia, lo que hicieron los directores cuando la crearon).

Más información en el blog de Bonus Stage magazine y en el número 1 de su revista.


Como podemos ver, la película de acción real de 1993 un fracaso estrepitoso, pero esto no afectaría en lo más mínimo a la buena salud de la franquicia. Ese mismo año saldría Super Mario All-Stars, el mayor homenaje jugable que haya hecho Nintendo para su saga estrella, aunque también, como veremos, se convertiría en el medidor de su vagancia a la hora de posteriores efemérides. En todo caso, ésta seguiría su rumbo con más juegos de la saga principal e infinitos spin-offs en los que, además de verles practicar los deportes más variados, algunos personajes tendrían la oportunidad de brillar con luz propia. En este apartado recogeremos el caso de Luigi’s Mansion, en esta ocasión su tercera entrega para Switch (recordad que tenemos una pequeña reseña de su primer juego). 

Super Mario All-Stars

Por Alf

En 1993, la franquicia del fontanero parecía haber llegado al culmen de su popularidad. Una trilogía triunfal en NES, Super Mario World y Super Mario Kart en la todavía joven SNES y adaptaciones a la pequeña y la gran pantalla, el corto y largo metraje.

Pues bien, en dicho año vio la luz Super Mario All-Stars, sin duda, el punto culminante de la trayectoria del fontanero en la generación de 16 bits. Se trata de una compilación y actualización a las características técnicas de SNES de todos los juegos de la saga principal, incluyendo tanto el verdadero y ultradifícil Super Mario Bros 2 que no vio la luz en Occidente, que fue rebautizado como Super Mario Bros. Lost Levels, sin dejar de lado el Super Mario Bros 2 occidental (Doki Doki Panic! con sprites de Mario), conocido en Japón como Super Mario Bros USA. Es decir, que resultó ser todo un puente entre culturas. Un año después, se lanzaría otra edición que incluía también Super Mario World (el cual traía un nuevo sprite para Luigi), mejorando todavía más lo que parecía inmejorable. Un auténtico lujo.

Las siguientes generaciones consagrarían la franquicia Mario con nuevos spin-offs y un juego vende-consolas potente (Super Mario 64, Super Mario Sunshine, dos Super Mario Galaxy y Super Mario Odyssey), y su influencia se dejaría sentir en las reediciones de GBA, al ser casi como los de All-Stars, pero jamás volveríamos a ver semejante homenaje jugable como aquél. En el 25 aniversario volvieron a traernos la primera edición del recopilatorio, tal cual, sin Super Mario Wolrd. En el 35 aniversario, por su parte nos colaron, a precio de nuevo, Super Mario 3D All-Stars, que desmerecía por completo la evocación a aquella pequeña joya. Eran simples ROMS para Switch de Super Mario 64, Super Mario Sunshine y el primer Super Mario Galaxy. No habían tocado nada del apartado técnico y ni tan siquiera se habían molestado en meter la secuela del juego de Wii.

Pobres “homenajes” para una franquicia tan gigantesca que ha unido a varias generaciones de jugadores. Puedes hacerlo mejor, Nintendo.

Luigi’s Mansion 3

Por Frandrums041

Hasta el Bueno de Mario y su eterno compañero Luigi y amigos tienen derecho a unas merecidas vacaciones, a un buen hotelito y hasta un buen desayuno de buffet.

Pues van, reservan un finde en un Hotel chulo y, nada más llegar, son secuestrados por un Servicio simpático, pero fantasmagórico. Apuesto a que pillaron a Mario con la guardia baja, (claro, estaba de vacaciones), así que esta vez le toca a Luigi sacar la cara por Mario y rescatarlo en un juego tan bonito, visual y divertido como necesario.

Puzzles, plataformeo y acción en un juegazo para la Switch que todavía sigue siendo de los mejores. Ver a Luigi como un Cazafantasmas más en el «Hotel Pensilvania» visitando todas sus plantas no tiene precio.

¡¡¡Ni en vacaciones pueden descansar nuestros amigos!!! 😄😄😄🤦‍♂️


Las cosas, pues, no podrían irle mejor al fontanero más famoso del mundo en el mundo de los videojuegos, pero el terreno cinematográfico era otro cantar. El fracaso comercial de la película de acción real hizo que Nintendo tardase muchos años en permitir que una de sus franquicias llegase a la gran pantalla. El estreno de Detective Pickachu (2019) parecía marcar un cambio de tendencia (por mucho que The Pokémon Company tuviese su pedazo de pastel con la franquicia), que se confirmaría con la película animada de Super Mario estrenada este mes. De modo que, como colofón de este especial, pasaremos a introducir al estudio artífice de esta obra cinematográfica y, tras ello, a reseñar, por fin, la película propiamente dicha. 

Illumination Entertainment, el estudio del Super Mario cinematográfico

Por Moon_yuechan

Hace dieciséis años nació Illumination, un estudio de animación que, durante esos años, nos ha traído grandes éxitos entre los que destacan Gru, mi villano favorito (210); Sing (2016); o La vida secreta de las mascotas (2016). Quizás no sean películas con guiones profundos, pero han sabido captar la esencia dándonos películas divertidas, frescas y diferentes.

Desde que iniciaron su andadura con Gru, su primera película (historia original del español Sergio Pablos, Spa Studios) se han hecho hueco como uno de los grandes estudios de animación, llevando siempre a los Minions como representantes. Ahora se han atrevido a llevar a la gran pantalla a uno de los grandes. ¿Quién no conoce a Mario? Incluso aunque no hayas jugado nunca a ninguno de sus videojuegos, es imposible que no lo conozcas.

Desde apenas una semana después de su estreno, Super Mario Bros. La película (2023) ya es la película de videojuegos más vista y con más recaudación de la historia. Y sólo un estudio como Illumination podía hacerlo.

Super Mario Bros. La película (2023)

Por Alf

Este miércoles por fin se ha cumplido aquello que llevo años esperando desde que me enterase de su producción: ver la película de Super Mario Bros. Esta obra cinematográfica tuvo un estreno acompañado de la polémica de la brecha en Rotten Tomatoes entre las puntuaciones de la crítica especializada (un 5 raspado, en un principio) y los fans (casi perfecta). En estas líneas veremos quién tiene razón.

El estudio que llevó este filme fue Illumination. No sé demasiado sobre el mundillo del cine de animación. Mi estimada amiga moon_yuechan señalaba justo arriba que sabe proporcionar lo que mucha gente busca, tanto niños como los adultos predispuestos a ver estos productos: diversión y entretenimiento sin demasiados alardes en otras cosas. Por otro lado, teníamos al padre de la criatura, Miyamoto, que los tenía atados en corto para evitar que hiciesen y deshiciesen a su antojo. Han aprendido de errores pasados. Esta combinación “Illumination + Miyamoto” fue explosiva. En el mejor de los sentidos.

Bien es cierto que su argumento es simple, pero exprime tan bien sus cartas que nos hará olvidar echar de menos cuestiones más profundas o intrincados giros de guion (algo por lo que comúnmente tampoco destacó la franquicia de Super Mario, por añadidura). Estamos ante una obra trepidante que ofrece muy pocos respiros y que sabe ir dosificando los elementos que captan nuestra atención. Los diseños, por su parte, son coloridos, e Illumination ha sabido conferir cierto toque particular a la estética haciendo que, al mismo tiempo, case extraordinariamente bien con el universo Mario. Tras una levísima extrañeza suscitada por ciertos retoques estéticos, no tardaremos en acostumbrarnos y verlo casi como si de una cinemática muy larga de un juego del fontanero se tratase. Y lo mismo cabe decir de la banda sonora. Los temas originales se intercalan con pequeños fragmentos y arreglos de melodías de los videojuegos y hits musicales clásicos del pop acompañando la acción de forma bastante orgánica.

A nivel de adaptación del videojuego, es simplemente brillante. No creo que haya alguien tan enfermizamente purista que se aferre a la literalidad del título para achacar el escaso parecido con el Super Mario Bros. de 1985 (aunque, ojo, que tiene referencias buenísimas de éste, aunque algunas de ellas algo crípticas). En realidad, es un homenaje a la franquicia y un acto de amor por los fans. Es una auténtica locura la de referencias a sus distintos videojuegos que tiene, sobre todo de dentro, pero también de fuera de la franquicia de Mario, e incluso a otras adaptaciones a la pequeña y gran pantalla (creo que incluso hay algún guiño a la infame película del 93, cuando presenta a los hermanos Mario como fontaneros fracasados con una furgoneta ruinosa, que es precisamente mi parte favorita de aquel filme).

También es una delicia cómo son tratados los personajes. Mario es un personaje muy humano, un tipo corriente que, como es natural, se ve superado por las novedades de un mundo tan diferente al nuestro, pero que, a base de tesón, se convertirá en el héroe del Reino Champiñón. Luigi es el que conocemos desde Luigi’s Mansion. Tal cual. Bowser combina de forma hilarante una faceta diabólica y retorcida con otra de enamorado bobalicón (lo cual recuerda un poco al Bowser de la película animada de 1986). En cuanto a Peach, su personaje se ve influenciado por el feminismo pop de Hollywood (que un personaje haga bien todo lo que se proponga  por el mero hecho de ser mujer. Recordemos la última trilogía de Star Wars). En ningún momento es damisela en apuros. Es la antítesis de la del juego, en realidad, pero a mí, personalmente, me gusta mucho más así. Siempre aborrecí ese rol rancio y esa personalidad de patata. En cualquier caso, Mario no queda eclipsado por Peach. Logran un buen equilibrio entre ambos.

En vista de todo lo expuesto, la puntuación profesional de Rotten Tomatoes es injusta. La película cumple perfectamente con lo que pretende ofrecer y es impecable como adaptación. Eso último no lo es todo de cara a una reseña cinematográfica, por lo que posiblemente la puntuación de los fans sea exagerada. Como uno de ellos, no soy objetivo para juzgar hasta qué punto pero, en cualquier caso, tampoco se les puede culpar. Las productoras suelen ignorar por sistema que lo que el público quiere es eso, un producto que funcione en lo cinematográfico, pero siempre respetando el espíritu de la obra que aman. Ni ocurrencias gratuitas, ni tópicos clásicos, ni políticas identitarias metidas con calzador. Lo que piden (pedimos) es fidelidad y respeto a la obra, y no puede extrañar que respondan tan positivamente cuando se lo dan.

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