[HorrorScience] Death Race 2000 (1975)

Título
Death Race 2000
Año
1975
Duración
80 minutos
Director
Paul Bartel
Guion
Ib Melchior (relato original), Charles B. Griffith, Robert Thom
Reparto
David Carradine, Simone Griffeth, Sylvester Stallone, Mary Woronov, Roberta Collins, Martin Kove, Louisa Moritz, Don Steele, Joyce Jameson, Carle Bensen, Sandy McCallum, Paul Laurence, Harriet Medin, Vince Trankina, Bill Morey, Fred Grandy, William Shephard, Leslie McRay, Wendy Bartel, Jack Favorite, Sandy Ignon, John Landis, Darla McDonell, Roger Rook

Aunque nunca me han interesado demasiado las carreras, he de admitir que uno de mis dibujos animados favoritos cuando era niño eran Los Autos Locos (Wacky Races) de Hannah-Barbera, donde un grupo de pilotos competían en carreras locas por todo Estados Unidos mientras usaban todos los recursos que tenían sus particulares coches y evitaban las trampas del malvado de turno.

A día de hoy, sigo encontrando Los Autos Locos muy entretenidos y quizás por eso me gustan los videojuegos de carreras que no solo se centran en las mismas como Mario Kart (objetos para fastidiar al resto), Burnout (turbos por hacer imprudencias, colisiones contra los demás coches) o Carmageddon (atropellar peatones y destruir a los coches rivales).

Carmageddon fue todo un descubrimiento para mí cuando era adolescente y admito que me divertí mucho con ese juego tan cruel, que se basaba en una sociedad futura donde las carreras entre dementes que atropellaban gente inocente eran un deporte.

Años más tarde, descubrí que existía una película de 1975 llamada Death Race 2000 (Carrera de la Muerte año 2000) donde, en un futuro cercano, el deporte nacional de Estados Unidos es una carrera donde los pilotos pueden tratar de destruir a sus adversarios para ganarla y donde obtienen puntos extras si atropellan a inocentes peatones. Vamos, la misma historia que 22 años después se usó en Carmageddon.

Death Race 2000 es una película que no es conocida para el gran público, pese a incluir a algunos actores que años más tarde tendrían fama mundial, como Sylvester Stallone, David Carradine o Martin Kove.

 

La carrera transcontinental es un evento creado por el presidente de Estados Unidos, para que el público norteamericano tenga la mejor competición deportiva del mundo, lo cual sirve para demostrar que son el mejor país de todo el planeta, desde la lógica de los fans que desean ver a sus queridos pilotos competir.

En total, tenemos cinco pilotos: Calamity Jane (la favorita de los vaqueros) y su copiloto, el antiguo campeón Joe Viterbo (interpretado por Sylvester Stallone) y su mujer, la pareja de nazis Matilda y su copiloto Herman, la atractiva pareja formada por Nero the Hero (interpretado por Martin Kobe, conocido actualmente por hacer de John Kreese en Karate Kid y Cobra Kai) y su exuberante copiloto Cleopatra y finalmente el campeón y héroe nacional, Frankenstein (interpretado por David Carradine), un hombre que ha sufrido tantos accidentes que han tenido que reparar casi cada parte de su cuerpo y su nueva copiloto Annie, que viene a ocupar el puesto que dejó el anterior copiloto de Frankenstein al morir durante una carrera.

Mientras los medios nos narran lo importantes que son los pilotos y los fans les vitorean sin descanso, nos cuentan que la carrera consiste en llegar a la otra punta de Estados Unidos y hacer puntos atropellando gente, puntuación que varía dependiendo de a quién consigas matar, pues un anciano o un bebé valen más que un hombre o una mujer de mediana edad.

La carrera empieza mostrándonos la animosidad entre los pilotos (especialmente entre Joe y Frankenstein) y enseguida podemos ver que la sociedad futura que nos muestra la película acepta la muerte de los peatones como algo justificado, pues es necesario para la carrera, y los medios no dudan en sacarle todo el jugo, llegando incluso a entrevistar en televisión a personas cercanas a las víctimas, para entretenimiento del público.

Sin embargo, no todo el mundo adora esta competición. Un pequeño grupo de rebeldes americanos trata de derrocar al actual presidente y prohibirla, para tratar de tener una sociedad mejor, como la que había antes del actual régimen. Para lograr tan ambicioso objetivo pretenden eliminar a los corredores poniéndoles trampas y han conseguido infiltrar a uno de ellos (Annie) como copiloto de Frankenstein, con lo cual pretenden secuestrar y suplantar al actual campeón y usarlo como medio de negociación contra el presidente.

Los coches listos para empezar la carrera

La carrera sucede dentro de lo previsto (los pilotos toman diferentes caminos para tratar de matar al máximo número de personas despistadas y de paso llegar primeros a la meta), pero los actos de los rebeldes provocarán la muerte de algunos pilotos y sus acompañantes (algo que los políticos y los medios tratarán de tapar). Por su parte, Frankenstein parece sospechar de su copiloto que le sugiere unos desvíos inapropiados para ganar la carrera.

Tras cada etapa, los pilotos son atendidos con rondas de masaje, cenas y entrevistas, lo cual nos sirve para ver escenas de desnudos forzados y un intento de romance entre Frankenstein y Annie, quien descubrirá que el campeón no es exactamente lo que parece, pues parece actuar de una manera distinta a lo que se supone que debería hacer “el héroe nacional”.

Los rebeldes siguen eliminando pilotos y, debido a la dificultad de tapar tantas muertes, el presidente hace un discurso culpando a los franceses y a otros europeos que intentan sabotear la carrera, igual que intentaron sabotear al gobierno en el pasado.

Eventualmente, Frankentenstein descubrirá que Annie es una traidora, pero, por algún motivo, sigue fiándose de ella, pues tiene que llegar primero a la meta para poder poner en práctica su plan secreto.

Cleopatra y Nero the Hero no durarán demasiado en la carrera

Esta película es tremendamente entretenida, su acción y su humor negro, así como su justa duración, hace que se pase un buen rato viéndola. Es cierto que hay cosas mejorables (la relación entre Frankenstein y Annie) y momentos totalmente risibles o tremendamente estúpidos que, si no te hacen gracia, te pueden sacar de la película de un plumazo y, debido a ello, creo que es bastante fácil pasar por alto la crítica social que hay en este largometraje.

Los organizadores de la carrera justifican la violencia “porque es una carrera y hay que matar” pero cuando atropellan a uno de los jueces, se duda de si ha estado bien o mal, lo cual demuestra la doble vara de medir que tienen cuando ven que ellos podrían ser “parte de la carrera”. En la sociedad vemos este tipo de juicios constantemente, lo cual es tremendamente notable en gente poderosa. No les preocupan las consecuencias de lo que hacen, hasta que les toca a ellos recibirlas.

El público que vitorea a los pilotos y sus acompañantes, adoptando su indumentaria (podemos ver los sombreros vaqueros entre los seguidores de Calamity Jane, la esvástica entre los que vitorean al piloto nazi, las camisetas negras con la F en los fans de Frankenstein). Eso los hace sentir parte del juego y los enfrenta con los fans de otros corredores, algo que, obviamente, se ve en los deportes actuales. No importa los problemas que tengan en su día a día, porque tienen un lugar donde podrán olvidarlos y, de paso, descargar su ira contenida.

Fans del equipo nazi

Los pilotos son celebridades. Tras cada etapa vemos cómo dejan sus diferencias de lado (que tanto dividen a sus fans) y se ven todos juntos bailando o recibiendo un masaje mientras los entrevistan. Cuando uno de los pilotos muere, todos sienten la pérdida (quizás porque piensan que podían haber sido ellos) y eso demuestra que, pese al enfrentamiento público, en realidad saben que todo es una estrategia para que la carrera tenga emoción y los fans se discutan entre ellos (tal y como sucede en los deportes actuales o incluso en la política, donde la enemistad y el enfrentamiento no es más que un teatro para que sus fans crean que van en serio). El único que realmente parece tener enemistad real es Joe Viterbo, que odia a Frankenstein por destronarlo como campeón de la carrera.

Algunas personas buscan “el minuto de gloria” durante la carrera y se ponen de cebo para los coches, para salir en televisión, para demostrar su valor o simplemente porque no están bien de la cabeza. Esto me recuerda mucho a las personas que buscan hacer tonterías cuando hay cámaras de televisión delante o simplemente a los que hacen cualquier cosa por el minuto de fama. Mención especial para el club de fans de Frankenstein, donde chicas jóvenes están enamoradas del piloto y conocen todo que ha hecho y siente (según ellas) y que, obviamente, no dudan en sacrificarse por su amor durante la carrera, lo cual me recuerda a la fascinación que sienten algunas personas por los asesinos en serie (algunas de las cuales se han llegado a casar con ellos mientras estaban en la cárcel).

Frankenstein el héroe nacional de la película

Tras atropellar a la primera víctima de la carrera, los medios de comunicación no dudan en ponerse en contacto rápidamente con la viuda para hacer del drama un entretenido programa de televisión para millones de espectadores, algo tremendamente habitual en la actualidad cuando sucede una tragedia.

Cuando los rebeldes intentan asesinar a los pilotos de la carrera, e incluso hacen una retransmisión por radio donde dicen claramente que son americanos y luchan por derrocar al gobierno actual, los políticos y los medios de comunicación se inventan que son franceses o europeos y que quieren atacar su gran país, como ya lo hicieron en el pasado. El público de la carrera (e incluso algunos pilotos) cree ciegamente lo que dice el gobierno y la prensa. La culpa es de los fuera, asumiendo así que es imposible que en su gran país haya personas que estén en contra del gobierno.

Los jubilados cuestan dinero. El gobierno les pide a los médicos que los pongan en la carretera y así mueran atropellados. De esa manera tan directa se viene a señalar que, para los gobiernos, las personas que ya no trabajan no son rentables y hay que quitarlas del medio, algo que suele suceder en el mundo real de manera más discreta (con la combinación de una pensión baja y una sanidad cada vez más cara).

Los ancianos usados como carnaza para la carrera

Incluso en el final vemos algo muy mítico, como que los rebeldes cambien de opinión sobre lo que sucede en su país una vez llegan al poder, cumplen a medias sus promesas (prohíben la carrera) pero no admiten que haya gente que viva mal en su país y sueltan la mítica frase de “y a quien no le guste vivir aquí, que se vaya a otro sitio”. Esa es, básicamente, la historia de muchísimos partidos políticos, que prometen cambiarlo todo al llegar al poder, pero, una vez lo tienen, se olvidan de lo prometido.

Dejando de lado mis interpretaciones sobre el trasfondo de la película (o lo que pretendía decir), Death Race 2000 cumple sobradamente con su función. Es entretenida, visualmente bastante impactante (hay muchas escenas que debieron ser muy peligrosas de rodar) y con un punto de crítica escondido entre su alocada historia.

Otro punto a favor de la película es que, de alguna manera, logra que los pilotos tengan personalidad con unas simples pinceladas en forma de diálogos entre ellos.

Calamity Jane y su copiloto parecen las únicas personas “normales” dentro de la competición. Tienen un comportamiento correcto (que hace que uno se pregunte por qué participan en la misma). Durante la carrera, podemos ver que Jane, pese a provocar al equipo nazi en un par de ocasiones, es la única que abandona el papel de “enemigos acérrimos” cuando ve que han matado a los otros competidores.

La pareja nazi (Herman y Matilda) son el recurso cómico de la película. No es que los personajes en sí sean estúpidos o hagan chistes. Simplemente, les toca la parte más humillante del guion desde el principio (Jane insinúa que Herman es impotente o tuvo un gatillazo cuando estuvo con ella y él se pone nervioso delante de todos) hasta el final (mueren de una manera tan estúpida que podría ser digna de un episodio de los Looney Tunes).

Ray “Nero the Hero” y Cleopatra son los personajes menos aprovechados y más olvidables. Su aspecto de “sex symbols” es algo ridículo, pero, debido a que se les usa para representar la amenaza que suponen los rebeldes, no tienen ninguna oportunidad de lucirse (y aún así, su muerte es mucho menos risible que la de los nazis).

Los «Sex Symbols» tienen menos personalidad y desarrollo que el resto de pilotos

Joe Viterbo y Myra son los principales ¿antagonistas? de la película. Tienen más tiempo en pantalla y, en el caso de Joe, muchísimas más escenas. Joe es representado como un tipo violento, de poca paciencia y no demasiado inteligente. En ocasiones actúa como el resto de pilotos (enemigos en la carrera, pero amigos tras las cámaras), tal y como demuestra que participe en las sesiones de baile, cena y masaje con ellos, pero luego vemos que pierde las formas fácilmente y no duda en tratar de matar a sangre fría a otros corredores fuera de la carrera. La justificación de ello es su enemistad con Frankenstein, quien le quitó la gloria arrebatándole el título de campeón, lo cual saca el lado más primitivo e infantil de Joe, haciendo de él un personaje ideal para este tipo de película, algo que lamentablemente repercute en su acompañante Myra, que no deja de ser una “mujer florero” que aguanta como puede los gritos y bofetadas de Joe.

Respecto a Frankenstein y Annie, pese a ser los principales personajes de la película, he de decir que ambos son un tanto decepcionantes. Annie es una infiltrada de los rebeldes cuya misión es capturar a Frankenstein, pero durante la película vemos que sus actos no tienen coherencia, llegando a confundir al espectador sobre si ha cambiado de bando o no. Supongo que querían hacer que, al conocer a Frankenstein, lo humanizaba y ya no le deseaba ningún mal, pero la verdad es que ese supuesto “medio romance” entre los dos es malísimo y no aporta nada a la película. Por su lado, Frankenstein también se muestra ambiguo y confuso. Por un lado, sabemos que es una celebridad y “gran amigo” del presidente. Después, vemos que tiene  ciertos “principios morales” (evita atropellar a los ancianos, pero aprovecha para matar a los médicos que los han colocado en la carretera). Tras eso, descubre que Annie es de los rebeldes y, pese a ello, confía en ella temporalmente, para luego desconfiar de ella, dejándola inconsciente para que no interfiera en la carrera, para después volver a confiar en ella al final de la película.

Joe Viterbo es infantil, violento y no demasiado inteligente

Al igual que sucedía en Los Autos Locos, los corredores (y sus vehículos) son muy divertidos y, aunque Frankenstein, Annie y Joe son los personajes principales, el resto siguen siendo interesantes. Sin embargo, lamento que Nero y Cleopatra no hayan tenido alguna escena épica antes de quedar fuera de la carrera.

Death Race 2000 es una película divertida y muy satisfactoria, con un humor negro que parece querer transmitir algún tipo de mensaje de concienciación (o quizás no) y unas buenas escenas de coches que, de alguna manera, lograron hacer con un presupuesto total que rondó entre los 300 y los 500 mil dólares.

 

Algunas curiosidades de la película

  • En 2017 apareció la secuela de esta película llamada Death Race 2050.
  • Death Race 2000 tuvo videojuego de arcade desarrollado por Exidy en 1976, donde había que atropellar personas. Hubo muchísima polémica y se trató de prohibir el juego, pero eso sólo consiguió que se volviese más popular.
Death Race 2000 el videojuego
  • Los creadores de Carmageddon intentaron conseguir la licencia de Death Race 2000 para el juego, pero no la consiguieron.
  • El coche principal de Carmageddon está basado en el coche de Frankenstein en la película.

 

  • En 2008 se estrenó una especie de remake de esta película llamado Death Race y protagonizada por Jason Statham, que tuvo 3 secuelas de menor presupuesto: Death Race 2 (2010), Death Race 3: Inferno (2013) y Death Race: Beyond Anarchy (2018)
  • Hay quien ve cierta similitud entre esta película y The Cars that ate Paris (1974), donde un grupo de dementes que viven en un pueblecito de Australia causan problemas con sus coches “tuneados“. Roger Corman fue el elegido para distribuir esa película en el mercado norteamericano, pero finalmente no llegó a hacerlo, aunque sí produjo Death Race 2000 un año más tarde.
  • Debido a la popularidad que alcanzó Sylvester Stallone, un año después de rodar esta película gracias a Rocky, en algunos países se crearon carteles para Death Race 2000 donde aparenta ser el protagonista de la película o incluso un aliado de David Carradine.

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