En 1982, Mark Lester (director que años más tarde se encargaría de la conocida Commando, protagonizada por Arnold Scharzenegger) se une a Tom Holland y John Saxton para crear un guion centrado en uno de los problemas reales del mundo, la violencia en los institutos de Estados Unidos.
Al empezar la película se nos dan unos datos de ataques violentos en los institutos de ese país (que desconozco si son reales o no) y se nos deja caer que, por lo tanto, la película está basada en hechos reales (lo cual siempre suele funcionar para captar la atención del público).
La historia que veremos en Class of 1984 (Curso 1984) sucede en el instituto Lincoln, donde el anterior profesor de música ha tenido un “accidente” al caer por las escaleras, lo cual lleva al profesor en paro, Andrew Norris (Perry King) a tener una plaza como profesor de música.
Norris se ha trasladado a la ciudad con su mujer embarazada. Su nuevo trabajo es una señal de que a partir de ahora las cosas les irán bien en la vida, pero, tras su primer día en el instituto, todos esos sueños empezarán a tambalearse.
Nada más llegar al instituto conoce a Terry Corrigan (Rody McDowall) el profesor de biología, aparentemente agradable y divertido, pero en seguida comprobamos que lleva una pistola en su maletín para protegerse de los vándalos que hay en el instituto. La situación sorprenderá a Norris, pero muy pronto verá que los alumnos llevan navajas y provocan todo tipo de altercados dentro y fuera del instituto.
Al llegar a su clase de música, Norris comprobará que hay un grupo de alumnos indisciplinados que se dedican a molestar al resto e impartir su ley. Tras intentar hablar con ellos, consigue que se vayan, no sin antes ganarse su desprecio, especialmente el de su líder Peter Stegman (Timothy Van Patten), un chico inteligente que encuentra en la violencia el estímulo que necesita para hacer sus días más amenos.
Peter parece tener control sobre lo que sucede en el instituto. Sus matones se dedican a robar a los estudiantes, a vender droga (y evitar que otros lo hagan), pero también se nos muestra que, fuera de la institución, tienen montada una especie de mafia donde reclutan a nuevos talentos entre los chicos que quieren ser como ellos.
Los actos vandálicos de Peter y su banda hacia Norris no se quedan en el instituto, pues, tras pintarle el coche, van a su casa por la noche y le echan pintura en la cara, demostrando al confiado profesor que saben donde vive.
Norris tratará de cumplir con su faceta de profesor, estimulando a sus alumnos para que formen una banda de música e incluso den un concierto, pero sus esfuerzos se ven opacados por los actos de Peter y su banda.
Conforme avanza la trama, Norris ve que no parece haber manera para acabar con los gamberros, ya que legalmente están protegidos y, salvo que se les pille en el acto, no hay nada que se les pueda hacer. Incluso su compañero, el profesor Corrigan, que ya está habituado a las desgracias que suceden en el instituto, parece estar cada vez peor ante la situación de violencia indiscriminada y de su impotencia por no poder hacer su trabajo de profesor.
La insistencia de Norris por echar a los chicos provocará que presione a uno de sus alumnos, Arthur (Michael J. Fox), para que les delate tras haber visto cómo vendían droga a un amigo suyo que se terminó matando poco después, lo cual simplemente sirvió para que Arthur estuviese en el punto de mira de la banda, que logra apuñalarle durante una batalla campal en el comedor del instituto, de nuevo, sin testigos.
Mientras Norris ensaya con su banda, Corrigan pierde totalmente el juicio y cansado de su impotencia, decide dar las clases con una pistola en la mano (consiguiendo que por fin, los alumnos le hagan caso), pero eso sólo será el principio de la locura, pues Peter tiene pensada una cruel manera de fastidiar el concierto de la orquesta de Norris, para tratar de quebrar definitivamente el espíritu del profesor.
Las sensaciones que me transmite Class of 1984 me han recordado por momentos a otras películas como ClockWork Orange, la típica película del policía nuevo que llega a una ciudad de pesadilla y una película de venganza de Charles Bronson (o similares).
La idea de que haya una banda de alumnos que adoren la violencia y cometan todo tipo de atrocidades (robos, asesinatos, violaciones, tráfico de drogas, vandalismo) aprovechando que son menores de edad (y por lo tanto, la ley los protege) es algo perfectamente creíble. Hay casos reales similares a los vistos en esta película, e incluso peores, aunque he de admitir que la escena en la cual se insinúa que también llevan un negocio de prostitución me parece un tanto risible.
Los delincuentes, pese a su poco desarrollo, tienen cierto encanto como los personajes exagerados que son. Tenemos el tipo grandote y bruto, el nervioso que se viste de manera rara y parece ser el navajero del grupo, la chica delincuente con toque lascivo que disfruta viendo cómo sus colegas cometen las mayores atrocidades, el chulito cachitas que podría haber ido al casting de Grease y el cerebro de la banda, un chico de buena familia, inteligente y con talento, pero tremendamente malcriado y acostumbrado a hacer lo que le da gana sin tener consecuencias.
Al igual que sucede en otras películas y series de televisión, la edad de algunos de esos “adolescentes” es visiblemente superior a la que se supone que tienen, pero eso no lo considero criticable. Hay que entender que eso es una consecuencia de la violencia de la película. No me quiero ni imaginar los problemas que habrían tenido de haber usado a actores de 14 años en algunas escenas de esta película.
La idea de incluir un personaje ajeno a las desgracias siempre va bien para que el espectador tenga una excusa para descubrirlas al mismo tiempo, y lo cierto es que esta película no se anda por las ramas, pues en seguida vemos cómo el profesor Norris se sorprende al ver cosas fuera de la normalidad (estudiantes con navaja, profesores con pistola, turnos de vigilancia en las horas libres…).
El profesor Norris es el típico personaje lleno de valores que se pondrán a prueba conforme avanza la película, y su compañero, el profesor Corrigan, es el que lleva años en esa situación y ha perdido toda esperanza de mejorar. He de admitir que me ha sorprendido que Norris pierda los estribos tan pronto y, respecto a Corrigan, es un personaje que me ha gustado mucho. De hecho, me causa bastante pena ver cómo termina. La falta de apoyo del director hacia los profesores sólo conseguirá que la situación vaya empeorando paulatinamente. De hecho, te hace preguntarte si el director no sabe lo que sucede en su instituto, o sí lo sabe pero, por motivos legales, actúa como actúa, o simplemente está tan acostumbrado a los hechos que sólo espera que los alumnos crezcan, para que los saquen del instituto.
La búsqueda de un futuro mejor para los otros estudiantes se convierte rápidamente en una historia de venganza en la parte final de la película, que es más violenta y desagradable, pero también la más satisfactoria, pues vemos cómo los delincuentes reciben su merecido al mismo tiempo que Norris pierde la cabeza.
Esta película es exagerada y bastante cruda, pero he de admitir que el cierre de la película me parece demasiado bueno con el profesor Norris (la policía no lo detiene, ni se le acusa de nada), ya que, durante toda la película, te muestran su impotencia al ver que los alumnos, por su condición de menores, pueden hacer lo que quieran, pero los profesores, al ser adultos, deben agachar la cabeza y acatar la ley (de hecho, se usa al profesor Corrigan para demostrar ese punto). Seguramente habría sido mejor terminar la película sin incluir las letras sobre lo que le sucedió a Norris, dejándolo todo en la imaginación del espectador, pero creo que se incluyeron para que el espectador medio se sintiese “bien” al ver que el protagonista tiene un buen final, aunque haya perdido todos los valores que lo convertían en el héroe de la película, dejándolo en un personaje que ha cruzado la misma línea que aquellos que lo acosaban.
En general, Class of 1984 es una buena película para los que buscan violencia y exageración. Nada entre el realismo y la locura, la tensión y la violencia explicita y, además, tiene la ventaja de que la trama avanza sin perder demasiado tiempo, lo cual evita que se haga pesada o aburrida.
A día de hoy, esta película tiene cierto culto, y seguramente llame la atención de más de uno por incluir a un jovencísimo Michael J. Fox entre su reparto, pero no os preocupéis, no veréis al bueno de Michael cometiendo atrocidades. Le ha tocado el papel de niño bueno, que le pega bastante más.
Curiosidades de la película.
- La historia de esta película es similar a la de Blackboard Jungle (1955)
- Existen dos secuelas de esta película, Class of 1999 (1990) y Class of 1999 II: The Substitute (1994)
- La banda que aparece dando un concierto en la película es una banda real llamada Teenage Head.
- Cuando se estrenó esta película hubo bastante polémica y, en algunos países, llegó a censurarse quitando metraje o incluso prohibirse totalmente.
