[Opinión] Nintendo y su crisis de identidad

[Opinión] Nintendo y su crisis de identidad

 

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Wii U fue primeramente promocionada como una consola súper potente, que recurría a la «antigua» tradición de Nintendo de realizar consolas potentes y cargadas de software para todo tipo de videojugadores, siempre ofreciendo además innovación en cuanto al estilo de juego se refiere. En esto último no han fallado, puesto que a pesar de no haberlo explotado mucho aún, el gameplay realmente es diferente con Wii U en los juegos que saben hacer un buen uso del GamePad. En los otros puntos en cambio, Nintendo se ha quedado a medias.

Es una consola potente, pero no la más potente. Aunque considero la potencia de la consola como algo secundario, juega un papel muy importante ante cierto grupo de potenciales clientes y de empresas desarrolladoras de software.

En su software ha pecado de desaprovechar un año sin competencia, y tener ports de consolas de la generación anterior, algunos de los cuales incluso funcionan mejor en esas otras consolas, esto es, sin caídas de framerate o bugs que afectan en el avance del juego.

También han querido darle a las third parties un lugar privilegiado, dejando el período de lanzamiento a las propias third para que lancen exclusivas que a su vez no tengan que competir con las franquicias propias de Nintendo. Han confiado en las third, y la única que ha respondido, aunque de una forma bastante cuestionable y polémica, ha sido Ubisoft. Oras han abandonado el desarrollo en la consola, o ni siquiera se han interesado en la misma, y la propia Nintendo ha tenido que comenzar (y tarde) a desarrollar títulos propios de algunas de sus franquicias más interesantes para tratar de mantener a flote su consola.

En una sesión de preguntas y respuestas sobre los resultados financieros de este año con el señor Satoru Iwata, actual presidente de Nintendo Japón, el mismo ha realizado ciertas declaraciones que han dejado ver un cambio de actitud de la empresa para con el enfoque en su consola de sobremesa más reciente.

Lo que han hecho es una política de reacción a un hecho concreto como las bajas ventas. Aprovechan el tirón en ventas que provocan las navidades para masificar su presencia en los hogares, ya que es la temporada justa donde los padres compran juguetes a los niños, y Wii U se postulará como el mejor «juguete» para ellos e incluso para la familia entera. Un «juguete» que permite que todos los integrantes de la familia puedan disfrutar pasando horas de diversión realizando una actividad conjunta.

Luego de que se haya aumentado la base de consolas en existencia dentro de los hogares de la gente, suponen que tendrán más apoyo y comenzarán a lanzar sus títulos punteros para vender mayor cantidad de software y atraer al videojugador más adulto y tradicional, que consume estos productos independientemente de la fecha del año.

Es un enfoque doble en la identidad de la consola, que mutará de ser algo para niños o jugadores casuales en la época festiva, a ser algo más serio y fuerte durante la primer temporada del año próximo.

Evidentemente, Nintendo se ha dado cuenta de que no puede confiar más en las third parties, y este es el único modo que tiene de levantar del piso a su propia consola, para tratar de convertirla en un producto que comience a ser rentable.

Acudir a los consumidores de Wii para que compren Wii U evidencia algo más: una maniobra de escape. Han querido salir de ese dogma en su imagen que fue provocado por la Wii y que condenó a Nintendo a ser vista como algo para niños al ser comparado con el catálogo de juegos de las consolas de la competencia, y han promocionado (y mal) a la Wii U como algo sofisticado y mucho más adulto. La campaña de marketing fue horrenda y no supo comunicar con eficiencia el producto, y ahora se encuentran con una consola que carece de identidad, que no está enfocada a uno ni a otro grupo de jugadores, y tampoco al grupo de geeks que compran productos tecnológicos por la novedad y el multimedia, puesto que la consola solo sirve para jugar y poco más.
Han fallado estrepitosamente en generar un cambio de imagen empresarial, y ahora acuden al mismo tipo de cliente casual, infantil, y/o familiar para que, como dije anteriormente, les aumente la base de consolas vendidas, para luego intentar volver a generar un llamado de atención a los videojugadores más clásicos y probar nuevamente a generar un cambio de imagen pero de forma gradual y con una consola ya puesta en el mercado.

Dudo bastante del éxito de la operación en lo que respecta a ese cambio de imagen social o empresarial, aunque estoy seguro de que lograrán el aumento en ventas que están esperando.

De todas formas, este es un trabajo a largo plazo, y una lección que debe ser aprendida por otras empresas y especialmente por la propia Nintendo, que ahora lucha por salir del vórtice comercial generado por ellos mismos en su generación anterior.

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